Terelu Campos

Terelu Campos

Ra amigo Ana Obregón
GTRES

Si yo tuviera un amigo como Ra, le hubiera pedido que fuera mi donante

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Terelu Campos

Presentadora, colaboradora televisiva, bloguera y actriz

Se ha cuestionado mucho que cuando esa niña tenga veinte años su madre tendrá noventa. Escuchar eso me encoge un poco el estómago, porque me preocupa. Probablemente, porque tengo una madre con 81 años y sé que
hay muchas mujeres que están bien a esa edad y son independientes, pero hay muchas que no lo están. Uno nunca sabe lo que la vida te puede deparar el día de mañana o de un segundo para otro.

Una nueva maternidad

Tengo 57 años y siempre os he dicho que me hubiera gustado tener otro hijo. Primero, por la experiencia y porque creo que lo hubiera disfrutado de otra manera respecto al primero. En estos momentos, no podría ni me sentiría capacitada para tener un bebé. Sé que no tengo unas condiciones físicas óptimas para sacarlo adelante. Bien es cierto que Ana está físicamente mejor que yo.

En contraposición a la alegría de ella, el rostro de Alessandro Lequio me ha conmovido. No le había vuelto a ver ese rictus de tristeza desde la muerte de su hijo. Ninguno de los dos es mejor que el otro, porque cada uno proyecta su dolor como sabe. Tan lícito es el silencio como el desahogarse públicamente y compartir ese duelo.

Dolor y alegría

Me preocupa que Ana pueda proyectar en esa bebé el miedo a que a ella le pase algo y que eso no deje tener a esa niña una vida normal. Esa criatura puede vivir en la permanente alerta de que su madre viva con ese miedo.
Eso no sería nada bueno. Se está especulando mucho sobre quién puede ser el donante del semen. Si yo tuviera un amigo como Ra, le hubiera pedido que fuera mi donante. Él es una de las personas más maravillosas del mundo.

¡Quiero que Ana sea feliz! Necesito escucharla y que nos explique por qué ha tomado la decisión de traer a esa niña al mundo. Si mi hija me hubiera pedido eso, no sé lo que habría hecho. Creo que no está en manos de unos padres hacerlo. La muerte de un hijo no la suple nada en la vida. Esta felicidad la compartirá siempre con el dolor de la pérdida de Aless. No he tenido la capacidad de escribirle a Ana porque, en el fondo de mi alma, no sé si esto puede ser lo mejor para ella. Ante esa duda he preferido el silencio.