No puedo terminar de hablar de este tema sin resaltar la vuelta de Ana Rosa Quintana esta semana. Ella es prueba de que los médicos nos salvan. Verla reconozco que me emocionó. Si os hablo de esta emotiva vuelta no puedo dejar de expresar mi opinión ante las palabras de Ortega Cano en la entrevista que Ana Rosa le hizo. No me puedo creer que el torero, para atacar a Rocío Carrasco, volviera a utilizar el dolor de una madre por no tener a sus hijos. ¡Qué mal usar eso públicamente! Si eso le pareció poco a Ortega Cano, me quedé estupefacta cuando este se levantó para dedicarle a Ana María Aldón unas palabras y le dijo: “Mi semen todavía es de fuerza. ¡Vamos a por la niña!”. Estaba sentada en el salón de mi casa cuando escuché eso y, francamente, me, quedé muerta. Me pregunté: “¿Qué le ha pasado a este hombre por la cabeza? ¿Es consciente de lo que ha dicho y lo bochornoso de sus palabras?”. Mentiría si no os digo que también sentí pena. La preocupación y la mayor pena la sentí cuando el pasado viernes escuchaba el llanto desconsolado de su hija, Gloria Camila, al otro lado del teléfono. Ella y yo no compartimos opiniones y mucho menos con respecto a su hermana, Rocío Carrasco. En ese momento que la escuché así me sentí más madre que nunca. Confieso que era como escuchar a mi hija llorar. Alguna vez he tenido que ver a Alejandra llorar con esa pena, ese desasosiego y esa dificultad para respirar por las lágrimas. De verdad, Gloria, siento que todo lo que está pasando te provoque tanto dolor y también sé que no está en mi mano quitártelo.