Semana de alegría y tristeza con la familia en Málaga

Hablando de mi familia, este año pude ver a Tomás, el hijo pequeño de mi tía Lely, que además es mi ahijado, llevando el trono de los Estudiantes. En ese momento, solo pensé en ella y en lo que hubiera disfrutando viendo a su hijo llevando ese trono.

Tuve la fortuna de encontrarme de manera casual con sus cuatro hijos juntos. Ya os conté que mi tía Lely murió de un cáncer de mama. Cuántas veces me habré preguntado por qué ella no y yo sí. Mi tía, con la que no me llevaba ni ocho años, era más una amiga o una colega para mí. Estando con su marido y con sus hijos esta semana, intenté mantenerme entera para no romperme. Sin embargo, en un momento que ellos no me vieron me puse a llorar. Lágrimas de pena por su recuerdo y de alegría por ver a esos cuatro hijos quererse y ayudarse, aunque sé cómo echan de menos a su madre.

Al final, eso es lo que quieres en la vida. El trabajo me hace feliz, me realiza como persona y me desconecta de preocupaciones, pero lo que más me importa es esa gran familia que tengo. Este año hemos podido estar con esa parte de la familia Luque y la familia Abela. Soy muy vaga para hacerme fotos y eso es por culpa de mi profesión. 

Cada dos pasos que doy me tengo que hacer una foto y cuando estoy con mi familia me cuesta mucho pedirles que inmortalicemos ese momento. Este año lo he hecho para tener ese recuerdo y para que podáis conocer parte de nuestra gran familia.