Durante las últimas semanas, se ha hablado mucho de la Ley Orgánica de Protección Jurídica del menor que se hizo en el año 1996. Si hay algo de lo que me siento muy orgullosa fue en contribuir en que dicha ley se modificara y se ampliara. Algo que conseguimos Ana Obregón, Eugenia Martínez de Irujo y yo. Tuvimos la suerte de que nos quisieran escuchar a las tres. La primera persona que lo hizo fue el defensor del menor de la Comunidad de Madrid de aquella época, Pedro Núñez Morgades.
Hijos de famosos
Él vivió y sintió que nuestra queja era importante y fue el que nos proporcionó una primera cita con el fiscal de menores de entonces. Recuerdo aquella reunión y voy a intentar plasmarla lo más literalmente posible, porque creo que es importante que se entienda lo que allí ocurrió. Durante estos días, veo y escucho que se están abriendo debates que son confusos y que no se ajustan a lo que nosotras pedíamos y a lo que la ley ha plasmado. Ser hijo de un padre o de una madre famoso, no tiene por qué alterar su infancia. Por aquel entonces, lo único que estaba aprobado es que se pixelara el rostro de los menores en los medios de comunicación. Para el que no lo entienda, pixelar o blurear es desenfocar la cara del menor para que no se le reconozca. Nosotras sabíamos que eso era insuficiente y, en ese sentido, explicamos que sin protegernos a los padres no se podía proteger a nuestros hijos. Que cualquiera de nosotros hiciéramos un reportaje con nuestros hijos no daba derecho a que no pudiéramos ir tranquilamente con ellos por la calle, llevarles al colegio, sin tener a varios fotógrafos corriendo delante de ellos. Una situación que los niños no entendían, dicho sea de paso.
Por aquel entonces, Jesulín de Ubrique y María José Campanario habían bautizado a su hija de noche. Algo que se criticó mucho por el hecho de proteger una exclusiva. Recuerdo que ese fiscal de menores nos dijo: “Quiero que tengan claro una cosa. Hasta ese señor, que no sé quién es y que ha bautizado a su hija por la noche para hacer un reportaje, tiene derecho a salir con sus hijos sin que vivan una situación estresante para esos niños”. ¡Esta es la clave! Yo, como madre o padre, puedo decidir posar con mi hijo en una revista. Puedo hablar de él cuando y como quiera, respetando la ley. Fotografiarme con mi hijo y hacerlo de forma cuidada es algo que no altera su tranquilidad.
El enfado de Ana Obregón
Querer igualar eso a que te pillen con tu hijo en un parque de atracciones y que le impidan disfrutar como cualquier otro niño anónimo es el motivo por el que luchábamos. Eso es lo que conseguimos. Tiempo después, se nos llamó para tener una reunión con el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido. A esa cita volvimos a ir las tres juntas. Conde-Pumpido no pudo estar presente pero sí la persona que era su mano derecha. Yo fui con la portada de la revista 'Sorpresa' a esa reunión. Esa portada había salido ese mismo día con un tema en el que yo estaba implicada de una manera u otra. Cuando empezamos a hablar, le mostré esa revista y le dije: “¿Entiende lo que le digo?”.
El objetivo de Conde-Pumpido era mandar una circular al resto de los fiscales para que hubiera un criterio único con el tema de los menores y evitar que cada comunidad legislara de una manera distinta. Recuerdo una anécdota en esa reunión de Ana Obregón que, por cierto, estaba bastante cabreada. Aless, su hijo, era más mayor que Alejandra y que Tana Rivera. Aless tenía más uso de razón y conocimiento. Ana le dijo a la mano derecha de Conde-Pumpido, que era una mujer y que tenía varios compañeros hombres alrededor: “Usted y su compañero de al lado se acuestan juntos todos los días”. Nunca olvidaré la cara de esa persona pensando qué está diciendo esta mujer. “Así es como vivo yo”, le dijo Ana. “Si salgo a comer o a cenar con un amigo ya me estoy acostando con él y así lo ponen en las revistas. Eso lo lee y oye mi hijo en el colegio”, añadió ella.
He querido ser más suave en el relato, porque la palabra que realmente utilizó Ana no fue acostarse. Me parece innecesario reproducirla. Nos parezca más o menos bonito, estemos de acuerdo o no, el hecho que Ana Obregón haya mostrado a su nieta en una revista o en las redes sociales no le resta a esa niña ni un ápice para ser protegida públicamente. En aquella época de la que os hablo no existían las redes sociales por lo que hoy todo es más complicado. Si una ley dice que algo no se puede hacer no se hace. ¡No retrocedamos! La modificación de la ley que conseguimos fue muy importante.
Proteger a los menores
El objetivo era proteger a los menores de padres famosos y anónimos. Ana tendrá el derecho de pasear con esa niña y cuando ella crezca tendrá derecho a que se la respete. Que su abuela haya mostrado sus sentimientos, públicamente, posando con ella no le quita ni un solo derecho para que se la respete y proteja. Esta es la única realidad. Yo hice un par de reportajes cuando mi hija era muy pequeña de los que no hubo prestación económica por ellos. Una semana antes de que Alejandra cumpliera 18 años, consensuado con ella y con su padre, decidí posar con ella para una revista. Se me criticó mucho, pero lo volvería a hacer. Curiosamente, muchas de esas críticas venían de personas que años después han aparecido en las revistas posando con sus hijos.