Mi relación con Alberto Díaz ha sido de altibajos. Siempre dije y sigo diciendo que el que mejor se portó conmigo en mi segunda enfermedad y en mi decisión de someterme a una doble mastectomía fue, sin duda, él. Era raro el día que no me escribiera un mensaje y que no se preocupara por mí. Estuvo muy pendiente. Luego la vida nos llevó a distanciarnos y a tener no solo un distanciamiento, sino un malestar, diría yo. Cuando nace ‘Sálvame Lemon Tea’ me comunican que Alberto será el que mayoritariamente dirija el programa. En ese momento tuve intranquilidad porque era consciente de que no teníamos una relación fluida. Llegó el momento de ponerme manos a la obra y le dije que debíamos hablar: “Es inviable que tú me dirijas cuatro días a la semana y que nuestra relación sea la que es ahora”. Confieso que en muchas ocasiones mi amigo Kike Calleja me dijo que estaba equivocada y me pidió más de una vez que hablara con él. Alberto y yo nos sentamos cara a cara y fuimos muy sinceros. Al final no había pasado nada, no voy a mentir. A veces crees cosas y te haces la película de que no le gustas a esa persona o no te quiere cuando realmente no es así. No me importa decir que he podido equivocarme. ¡Cuánto me alegro de esa conversación! No tengo ningún ‘pero’ hacia él desde que empezamos a hacer el ‘Lemon Tea’. Me he sentido arropada, cuidada, valorada y a gusto con él. Ya no os digo con María Patiño. Exactamente. Quien pensara que las dos hacíamos una puesta en escena, no es verdad. Sé que voy a echar de menos el día a día del ‘Lemon Tea’. Sé que estamos en el mismo barco en el que vamos a remar todos a favor. Me hace ilusión esta nueva aventura de presentar los viernes y espero que a vosotros también y que estéis ahí para apoyarnos