Por fin estoy en España otra vez! De todas las veces que he viajado fuera de nuestro país, creo que nunca antes había deseado tanto volver. Una cosa es ir de turismo y otra viajar por trabajo. Para todo el mundo todos los que hemos formado parte de esta aventura hemos sido unos afortunados. ¡Qué suerte que has estado en Miami! ¡Qué envidia haber viajado a México! Bueno, pues deciros que de todo México D.F. solo conozco una zona que ya descubriréis cuando lo veáis en Netflix. De todo lo demás, no he visitado nada. No conozco el centro de la ciudad, los monumentos emblemáticos, ni nada de nada. Sin embargo, reconozco que hemos tenido acciones muy chulas y, sobre todo, un final muy curioso en Miami que os va a sorprender.
Maltratada por fumar
La semana pasada os conté que en el estado de Florida pasamos un calor infernal, pues bien, pasamos de eso a llegar a México lloviendo y con frío. No era un frío invernal, pero sí otro extremo de lo que pasamos en EE UU. No nos quedó otra que rebuscar entre todo lo que llevábamos en las maletas para podernos abrigar.La aventura mexicana ha sido muy diferente a la de Miami. Los actings que hemos hecho en nuestra última parada han sido más particulares.
Os preguntaréis: “¿Si no has visto muchas cosas de México qué es lo que más te ha gustado?” Os va a sorprender mi respuesta: que tenían mi refresco favorito, Coca-Cola light, y que en el aeropuerto de México hay sala para fumadores. ¡Tampoco hay que escupirnos a la cara a los que fumamos! No voy a hacer apología del tabaco, porque fumar no está bien. El maltrato continuo a los que tenemos este vicio me parece excesivo. Tener un rinconcito de apestados en un aeropuerto en el que tienes que pasar muchas horas viene hasta bien.
Un trabajo bien hecho
Así que lo que más me ha gustado del aeropuerto mexicano ha sido esa sala. La convivencia entre nosotros ya lo veréis. Como os podéis imaginar ha habido de todo: momentos buenos, muy buenos, malos y muy malos. Al final, todos volvemos, y creo que puedo hablar en plural, con la satisfacción de habernos dejado la piel para presentaros un producto que os guste, os llame la atención, os entretenga y divierta.
Me atrevería a decir que, incluso, os va a emocionar, porque ha habido muchas emociones, algunas a flor de piel. He vuelto contenta y soy de las que dice que todo se puede mejorar y lo sigo pensando. Estoy satisfecha con la implicación de todos mis compañeros. Estoy muy agradecida a todo el equipo que ha habido detrás: dirección, producción, realización, sonido, cámaras, peluquería, maquillaje porque el esfuerzo ha sido titánico para todos. Gracias, de verdad, al equipo que hemos tenido trabajando con nosotros que nos ha aguantado, cuidado, mimado y soportado en todo momento. Creo que me quedo hasta corta. Quiero dar las gracias a toda la tripulación del vuelo Iberia 6406, a Moisés, el comandante, a Inés, la sobrecargo y a Alicia, la auxiliar de vuelo, que nos trajeron desde México a Madrid. Todos entendieron que veníamos destrozados y agotados y nos mimaron para que nuestra vuelta a España fuera lo mejor posible, como así fue. No veía la hora de llegar a la T4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.
Reencuentros especiales
Llego a mi casa como una loca y lo primero que hago es dejar las maletas e irme a ver a mi madre. Tenía necesidad de verla, de besarla y de agarrarle de la mano. Ella no sabía que me había ido de viaje. Decidimos no decírselo porque pensábamos que era lo mejor. Cuando llego a su casa, me siento junto a ella y le cuento que vengo de un viaje muy largo. Le digo que me he pasado once horas en un avión y la noto sorprendida. Mi único objetivo nada más aterrizar era estar con ella. Todos los días he sabido por mi hermana cómo se encontraba.
El segundo objetivo era reencontrarme con mi hija. Os diría que ella me ha echado más de menos a mí que yo a ella. Me explico: ella está acostumbrada a llamarme y venir a comer a casa, a salir jutas a cenar y a compartir mucha cosas. Al no estar mamá ha llamado a su tía Crack, o lo que es lo mismo, mi hermana Carmen, para que le haga el arroz amarillo que tanto le gusta. También mis amigos Dani Talavera y su mujer, Paloma, la han llevado a comer a Torcuato, el sitio donde nos reunimos la última vez todos los compañeros de ‘Sálvame’. Alejandra ha estado muy mimada, porque incluso mi amigo Jesús, propietario de El Doble, que tiene las mejores conservas de Madrid, la ha invitado a cenar allí. Estoy muy agradecida a mi familia y a mis amigos por estar pendientes de mi hija.
Ahora necesito descansar, esa es la verdad. Tengo necesidad de irme a Málaga y volver a ver a mis amigos, a estar con mi familia y, sobre todo, desconectar. Serán pocos días, porque mi hermana y yo nos turnaremos para estar pendientes de nuestra madre. Por pocos que sean, no serán los mejores días, pero sí una gran necesidad.