El pasado viernes me sorprendió la noticia de que se le ha puesto a un parque el nombre de Verónica Forqué. Desconocía esa información. Me consta que el grupo de compañeros que coincidimos en el programa con ella tampoco lo sabían. Seguimos manteniendo un chat en el que solemos informarnos y compartir momentos de nuestras vidas. Estoy segura de que, si mucha gente de la profesión lo hubiéramos sabido, ese parque hubiera estado lleno de personas que han querido y quieren a Verónica no solo como actriz, sino también como persona. Me siento afortunada de que la vida me haya permitido conocerla y quererla. Ella me regaló algo tan hermoso como esas palabras que me gritaba desde el balcón de ese plató mientras yo cocinaba: “Terelu, vas muy bien”. Eso me permite tenerla muy presente porque es rara la semana que no me enseñan un meme con la voz de Verónica diciendo eso en situaciones de personas cayéndose en la nieve o haciendo cosas que no les salen bien. Escuchar su voz es muy reconfortante para mí. Qué pena no darnos cuenta de hasta qué punto estaba sufriendo. No sé si hubiéramos podido ayudarla o no, pero tengo claro que lo hubiéramos intentado