Me resulta curioso que haya compañeros que se extrañen de mi amistad con ella. No sé si piensan que yo no le pego a Ivonne o que ella no me pega a mí. Eso me hace ver que tienen un gran desconocimiento de la clase de persona y de mujer que es Ivonne Reyes: extremadamente cariñosa, generosa y amiga, en mayúsculas. Sé que se la ha cuestionado mucho, pero no voy a entrar en si lo han hecho con o sin razón. Ella ha defendido su verdad judicialmente. Una verdad que a algunos nos les gusta y siguen cuestionando cuando se podían haber defendido utilizando las armas de la ley como ella ha hecho. Ivonne es una mujer que ha sufrido mucho en la vida, sobre todo por la muerte de sus padres y por la desaparición de su hermano David. Todas esas cosas le han provocado heridas traumáticas en el alma y en el corazón con las que uno tiene que vivir. Ivonne se ha reinventado a sí misma sin ningún pudor. Para ella no hay trabajo grande o pequeño, sino bien o mal hecho.
Nuestra profesión no ha sido muy justa con ella, pero tampoco con otros muchos. Esto forma parte de la ingratitud del oficio al que nos dedicamos y al que amamos. Si la vida no es justa, ¿por qué lo va a ser tu trabajo? Ivonne es un ser extremadamente familiar, por eso siempre se ha apoyado en su hermana Clairet, en sus sobrinos y, por supuesto, en su hijo, Alejandro, quien le da fuerzas para levantarse cada vez que lo necesita. Mi hija y su hijo se llevan solo diez días de diferencia, por eso nunca me olvido del cumpleaños de Alejandro. Ese día yo tenía que salir de cuentas, pero se me adelantó el parto. Presentamos a los niños en mi programa ‘Con T de tarde’, de Telemadrid. Fue una imagen muy bonita: las dos juntas con nuestros bebés. Compartimos muchos valores y por eso la considero mi amiga. Mi sensación es que nadie se ha interesado por conocerla de verdad. No es que ella no se haya dejado conocer. Solo espero que a través de la entrevista que le he hecho la conozcáis un poco mejor.