Hablando de deslealtades, estos días sigue el culebrón protagonizado por Íñigo Onieva y Tamara Falcó. La pasada semana todos fuimos Tamara y hemos estado con ella. Lo que me llama la atención es que Íñigo permita el sufrimiento de su familia y, sobre todo, el de su madre, que todos los días tiene que enfrentarse a las preguntas de la prensa cada vez que sale de su casa de La Moraleja. No entiendo que él no tenga el arrojo y la valentía de evitarle todo eso y salir para decir cómo se siente y cómo está. Aunque fuera con otro comunicado, ya podría dar la cara. Si la has dado para posar con Tamara Falcó en actos y en fiestas, ahora dala por tu familia.