Estos días han sido de una resaca emocional importante tras la boda de Raquel Abad y Kike Calleja. Para mí era un día muy especial, porque se casaban dos personas a las que quiero muchísimo. La finca que eligieron para casarse, El Jaral de la Mira, es un sitio maravilloso con uno de los más grandes chefs de este país, Mario Sandoval, con quien me reencontré después de varios meses. Cuando llegué al sitio de la ceremonia noté que me estaba poniendo un poco nerviosa y, cuando vi a Kike llegar en un coche de caballos, empecé a derramar las primeras lágrimas. Fue un momento de ‘Ocho apellidos vascos’, pero me encantó, porque lo representaba a él y lo que a él le gustaba.