Terelu Campos

Terelu Campos

Fernández Tapias me cuidó y me protegió, me ofreció su casa cuando me separé

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Terelu Campos

Presentadora, colaboradora televisiva, bloguera y actriz

Desde hace muchos años, tengo problemas para dormir y cuando no me tengo que despertar pronto para ir a trabajar al día siguiente cojo el sueño profundo. Así fue la noche del pasado martes. Lo que no me esperaba era que al despertar al día siguiente me encontraría en mi móvil un mensaje de mi amiga Nuria González, en el que me decía: “Cuando veas este mensaje llámame”. Acto seguido vi otro WhatAapp de Yolanda, su hermana, en el que me decía lo mismo. Doy un bote en mi cama porque en ese momento pienso: “¡Qué raro!”. Automáticamente, recibo otro mensaje de mi amigo, Raúl Prieto, que es el que me informa de la muerte de Fernando Fernández Tapias. Llamo a Nuria, su mujer, y no me coge el teléfono.

Una muerte inesperada

A continuación, llamo a su hermana, Yolanda, y le digo, llorando desesperada: “¿Por qué no me habíais dicho que Fernando estaba malo?”. Yolanda me explica que no ha sido así. Finalmente, consigo hablar con Nuria, que era mi prioridad. La muerte de Fernando no era esperada. No voy a hablar de las patologías o no que pudiera tener porque eso forma parte de su intimidad. Fernando ni estaba para morirse ni estaba ingresado porque estuviera gravísimo. De ahí la sorpresa de su muerte. Quiero hablaros de lo que ha significado Fernando en mi vida. Antes de ahondar en ello quiero destacar que nunca he conocido a nadie de su círculo de amistades que le llamara Fefé. ¡Jamás en mi vida! Por eso me llama la atención que digan en los medios de comunicación que sus amigos le llamábamos así. Perdón, compañeros, estáis errando muy mucho. Sus amigos de verdad le llamábamos Fernando y cariñosamente, en algún momento, le hemos podido llamar Fer.

Unidos por Nuria González

Él llegó a mi vida a través de Nuria González. A mi amiga la conocí por una pandilla en la que estaba Pepe Barroso, Miguel Mas y Carlos Camiñas, entre otros. Éramos un grupo de amigos que teníamos el mundo taurino como nexo de conexión. Siento mucho que a la gente le parezca mal el mundo del toro. Yo, que lo he vivido desde dentro, lo amo profundamente. Esta pandilla de la que os hablo nos veíamos casi todos los jueves y, sobre todo, en la Feria de San Isidro. Íbamos a las corridas, cenábamos y luego salíamos por ahí. En esa época yo trabaja en TVE y me levantaba sobre las 6:45 de la mañana. Como nos retirábamos tarde, mis amigos se acostaban haciendo apuestas asegurando que al día siguiente yo no iría a trabajar. Cuando ponían la televisión y me veían pensaban: “Ostras, menudos ovarios tiene que durmiendo dos horas esté en su puesto de trabajo como si nada”.

Una más en su familia

Como os decía, Nuria empieza a formar parte de mi vida desde ese momento. Al poco tiempo, conozco a su familia, de la que me siento parte. Quiero mucho a su madre, a la que siempre que me escribe yo le contesto: mamá Celinda. Adoro a sus hermanos: Yolanda, que fue la primera que conocí, a José, a Chus, a Sonia y a Asun. Sé que soy una más entre ellos. De hecho, bromeo con su madre, quien me considera una hija más y le digo: “Creo que soy la segunda por edad”. Recuerdo cómo Nuria, una noche cenando con el padre de mi hija, tres o cuatro meses después de conocernos, nos confesó que estaba saliendo con Fernando. Yo, al principio, me preocupé. Le pregunté si su madre lo sabía y me dijo que no. Sé muy bien la educación de mi amiga. Nuria es todo menos una persona impulsiva y frívola. Ella es tranquila,  cerebral y consecuente en sus actos. Nadie sabía de esa relación y yo me casaba al poco tiempo de conocer la noticia. Fernando me ofreció uno de sus vehículos para casarme en Santander. Le dije que no para que la prensa no llegara a rascar y saber de quién era ese coche. Nuria fue testigo de mi boda con Alejandro y lo último que quería era que se hiciera pública su relación con Fernando por mí. Antes de mi boda, cené en casa de Fernando con mi amiga. Él, que podía tener de primeras una imagen de persona estirada y altiva, estaba hablando conmigo y me dijo refiriéndose a Nuria: “Porque esta...”. Le dije: “Esta tiene nombre, es mi amiga y se llama Nuria”. “Menuda hp eres”, me contestó. “Pues no menos que tú”, le dije yo. Creo que ese fue el principio de nuestra estrechísima relación llena de cariño y de respeto.

Carmen Borrego y Fernando Tapias
Cordon Press

Un verano inolvidable

He disfrutado mucho con Fernando. Me he sentido querida, protegida, cuidada y respetada por él. Fernando ha sido un guasón que siempre hablaba con muchos tacos y en eso cuánto nos parecemos, querido Fernando. Desde ese momento, empecé a formar parte de su vida cotidiana. Quedábamos a cenar a menudo y los domingos comíamos en su casa con toda su familia. Os contaré que yo nunca comía percebes, porque no me gustaban. Fernando me decía: “¿Tú lo has probado? Te los abro yo y ahora te voy a enseñar a abrirlos para que te los comas”. Confieso que hoy como percebes gracias a Fernando Fernández Tapias. Nunca olvidaré el verano que pasamos juntos en La Toja. Alejandra era muy pequeñita y él, a pesar de su imagen de grandullón con voz profunda, siempre fue muy cariñoso con ella. Él bromeaba con mi hija y le llamaba “culo vaca”. Alejandra apenas sabía hablar. Aunque mi hija iba creciendo, él seguía llamándola “culo vaca”. Así que para Alejandra, Fernando siempre será “culo vaca”. Hemos pasado nochebuena juntos con toda la familia de Nuria, hemos compartido muchos buenos momentos pero también mucho dolor y sufrimiento, como la pérdida de su hijo Bosco.

El motor de su vida

Recuerdo que el nacimiento de su hija Alma fue de las mejores cosas que le han pasado a Fernando. Sus hijos pequeños han sido el motor de su vida durante los últimos años. Él ha disfrutado de la vida junto a sus hijos menores. Esos niños se han negado a irse de vacaciones con amigos por estar al lado de su padre. Quiero agradecer a mi hermana Nuria que me haya permitido despedirme de él. Con su muerte, se ha ido un AMIGO para mí. Un hombre especial que, cuando me separé del padre de mi hija, lo primero que hizo fue ofrecerme su casa para vivir allí con Alejandra. Eso no lo hace cualquiera. Por eso quería expresaros en estas páginas lo que siempre significará Fernando en mi vida. Alguien muy especial.

Makoke
GTRES