Espero que no le moleste a mi hermana esto que voy a contar pero me transmitió que tenía dudas de si ir o no a la boda de Isa P. Yo la animé a hacerlo porque no era nada malo. No es delito ir a una boda porque nuestra madre se haya muerto. No podemos parar nuestras vidas ni laboral ni personal. Quiero hablaros de Isa P. que, por cierto, no me gusta nada ese nombre, vaya por delante. Para mí lo correcto sería que se llamara Isa Pantoja. No conozco a esta chica. Solo he coincidido con ella pocos minutos en mi vida y apenas he cruzado un hola o un adiós. Hay gente que me pregunta porqué Carmen ha ido a su boda. Sé que mi hermana estableció hacia ella una relación de protección y cariño cuando coincidían en los debates de ‘Supervivientes’. Por eso animé a Carmen que estuviera a su lado. Sé que lo que le ha pasado a Isa P. en su boda no hubiera pasado nunca en mi familia. Ni siquiera cuando nuestra relación familiar, en algunos momentos, haya sido más fácil o más difícil. Mi madre no me hubiera dejado sola en la vida y menos el día de mi boda. Eso es lo que me acerca a Isa Pantoja.
Me acerca su prudencia en los últimos años, su dolor disfrazado de comprensión o de absurda comprensión. Hay cosas que no se pueden comprender. Al final, mendigar el amor de una madre es muy triste. No hablo de su hermano porque no tengo nada que decir de él. No lo conozco, pero sí que tengo un cariño a su mujer, Irene Rosales, con la que he trabajado. Pero, ¿merece esta niña sentirse abandonada por su familia? ¡Nadie merece eso! A mí, lo que me alejó de Isa Pantoja fueron algunas declaraciones que hizo de su madre y que no me parecían NECESARIAS. Las personas que han estado cerca de ella han visto cómo esa niña ha sufrido. Ha sido ignorada por parte de su familia en su propia casa. Ellos saben quienes son como lo sabemos todos. Yo lo sé, porque tengo amigos comunes o amigos que eran comunes con Isabel Pantoja. Aunque Isa tenga un hijo de 8 años sigue siendo una niña.
Me parece importante que se haya sentido cuidada y arropada en su boda. Deseo que haya tenido una celebración muy bonita, como la que se merece todo el mundo. Sé que a Jorge Javier lo último que le gusta en la vida es ir a una boda. Espero, Jorge, que no te moleste, porque sé que el titular de tu anterior blog era una reflexión en la que te planteabas que igual no tenías que ira esa boda. No lo digo en el mal sentido, porque si su madre hubiera ido sé que tú no hubieras estado allí. Me alegro tanto y estoy contenta de que le hayas hecho ese regalo de cariño a Isa Pantoja, porque sé que en el fondo estarás contento de haberla ayudado a estar arropada en uno de los días más importantes de cualquier ser humano.