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Reconozco que disfruté muchísimo viendo a Rocío serena y segura de sí misma en esa playa de Chipiona con la iglesia de la Virgen de Regla al fondo. Me gustó, sobre todo, escucharla sin miedo cuando le preguntaron: “¿Crees que ha llegado el momento de hablar de tu tío Amador? ¿Y de tus tíos Gloria y José Antonio? ¿Y de Ortega Cano y de tus hermanos?”. Cada sí tuvo su matiz, un pensamiento y una reflexión antes de pronunciarlo. Tengo ganas de verano, pero nunca he deseado tanto que llegue el otoño