Hoy, por fin, me decido a compartir con vosotros algo que me ha pasado en las últimas semanas: me contagié de covid. Es muy difícil saber dónde, cuándo o quién nos ha podido contagiar y, sobre todo, a quién hemos podido pegárselo sin querer. Han pasado 23 días y tengo que confesaros que cuando me comunicaron que era positiva me embargó el pánico. ¡Qué cara no pondría! La enfermera que me hizo la prueba me dijo: “Si quieres tomar un Lexatin tómatelo porque es normal”. Es natural que nos pongamos en un estado de estrés y de miedo porque te invade la incertidumbre. No sabes cómo va a reaccionar tu cuerpo y si lo vas a pasar suavemente o si vas a terminar en la UCI de un hospital.
Cuando me enteré de que tenía covid no mostraba ningún síntoma, pero a los pocos días perdí absolutamente el olfato. Es una sensación muy rara, porque estás congestionada y te das cuenta de que no hueles nada. Tu vida se convierte en un ritual: te levantas, te tomas la temperatura, el control de la saturación y, cuando todo eso está bien y no hay fiebre, piensas cómo vas a pasar el resto del día.Cualquier cosa anómala que sientes te hace sentir pavor y si la saturación baja un poco te vuelve a invadir el pánico. Lo peor ha sido pensar que todo podía ir a más y sentirme sola. Entonces piensas: “Si estuviera aquí con una pareja me hubiera dado tanta tranquilidad...”. La inseguridad de la soledad al pensar que me pudiera pasar algo ha sido bastante difícil para mí. No he parado de darle vueltas a la cabeza. Me he sentido muy arropada por mi madre, mi hermana y mi hija, ya que al resto de mi familia no se lo comuniqué hasta que lo superé para no preocuparles, como estoy haciendo con vosotros. Este ha sido el segundo año que no he podido celebrar el Día de la Madre y me dio mucha tristeza. Mi hermana se ocupó de que mi madre tuviera un día bonito en familia, y eso para mí fue muy tranquilizador.
He descubierto que dependiendo de tu trabajo y de la economía de cada uno las cosas se hacen de distinta manera. Entiendo que no se pueden hacer varias PCR a todo el mundo porque es inviable. Las personas que no tienen gravedad a los diez días pueden salir a la calle porque así lo dice el protocolo de sanidad. Eso no significa que, a pesar de no tener síntomas, no puedas seguir contagiando involuntariamente, lo que tiene cierto peligro. En mi trabajo se nos exige que hasta que la última PCR no sea negativa no podemos volver a nuestro puesto, por lo que tenemos la seguridad de estar limpios cien por cien.
Todos tenemos ganas de salir, de relacionarnos y de que esto acabe cuanto antes, pero esto no puede convertirnos en unos irresponsables. Me preocupan muchísimo las imágenes que he visto el primer día del cese del estado de alarma. No podemos dar pasos agigantados hacia atrás. Les pido a los políticos que nos gobiernan que incidan, por favor, en la vacunación masiva. Son muchas las personas que están viviendo esto con terror, como lo he sentido yo. Con vuestro permiso, quiero mandarle mi cariño, mi amor y mi apoyo a Olivia, que es como de mi familia. Querida amiga: espero que cuando leas esto ya estés en casa. Un beso para todos.