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Majesty, majesty.
-¿Yes, Selina?
-Póngase de cara a la luz, que le favorece más. Después de unas tomas con el polo verde, haremos otras con traje completo.
-¿Ponerme corbata con este calor? Bueno, tú mandas.
En el feo porche de Marivent estaba dispuesto un bufé frío sobre un mantel de hule blanco, con vasos y platos de plástico, para que almorzaran los habituales de palacio: la reina, el príncipe, las infantas, los Grecia y la inevitable princesa Irene. Y también el equipo de la televisión inglesa capitaneado por una chica joven, minifaldera, moderna, guapísima, la chica dorada de la televisión, que cautivaba a artistas y realeza: Selina Scott.