Este ha sido el verano más importante y decisivo de la familia real, con acontecimientos que han influido en cada uno de sus miembros, definiendo su papel actual y señalando su futuro.
1. Letizia
Nueve largos años ha tardado en convertirse en reina. A pesar de que la
proclamación oficial de Felipe ocurrió el 19 de junio de 2014, no ha sido hasta estos últimos meses cuando Letizia ha tenido la suficiente seguridad en sí misma para darse a conocer sin disimulos, sin miedos y sin tutelas. Su personalidad se ha manifestado tanto en lo que ha hecho como en lo que no ha hecho. Se ha negado a ir a la graduación de su sobrina Irene a Suiza para evitar fotos con elementos contaminantes de la familia, tampoco la hemos visto recorriendo las costas baleares a bordo de ese gran yate que, según se dijo, había alquilado por dos mil quinientos euros diarios. Pero sí ha visitado en relativo secreto la granja escuela mallorquina donde niños con diversidad funcional hacen terapia con animales y estuvo simpática y divertida, animando a sus hijas a que actuasen con alumnos y profesores. Lo mismo cuando acudió junto a la infanta Sofía a la final del mundial de futbol femenino en un gesto espontáneo que desbancó a sus homólogas europeas, llámese Máxima, llámese Kate. Sus expresiones, sus hurras, sus abrazos a las jugadoras como una aficionada más nos cautivaron a todos. Lástima que el buen ambiente se viera empañado por la nefasta actuación de Luis Rubiales. La reina no pudo ver ese gesto tocándose los genitales que el presidente de la Federación de Futbol realizó a su lado, ni tampoco el beso forzado a la jugadora Jenni Hermoso, pero es de suponer que, dadas sus convicciones feministas, se sintiera horrorizada al visionar las imágenes. También se comportó como una madre emocionada despidiendo a Leonor cuando ingresó en la Academia de Zaragoza, haciendo que todas las madres de España nos sintiéramos identificadas con ella. En este verano nos hemos dado cuenta de que Letizia es humana y eso, paradójicamente, la ha hecho mejor reina.
2. Sofía
Como si de una competición se tratara, si Letizia sube, la emérita baja,
aunque aún sigue teniendo su grupito de fieles, no porque la quieran a ella, sino porque odian a Letizia por clasismo y por envidia. Pero a los demás no deja de causarnos extrañeza que la reina Sofía tenga a su disposición y la de su hermana en Mallorca un inmenso palacio de 33.000 m2, con servicio, guardia y mantenimiento a cargo del gobierno balear. También resulta incomprensible que actúe como anfitriona
cuando en realidad la propiedad se cede al jefe de estado o sus herederos. Y, como tal, se permite convocar a sus hijas y nietos, aunque sabe que esta presencia va a irritar a Letizia, e incluso se ha llegado a publicar que ha invitado a su marido, algo que no parece muy creíble, dada la prudencia con la que la emérita ha actuado siempre. De todas formas, esta supuesta reunión no se ha producido.
3. Leonor
Aunque no nos demos cuenta, ha sido terriblemente difícil la exposición pública de este verano después de dos años de reclusión casi total en el internado y 17 años de vida absolutamente privada. Las cámaras, los comentarios en los programas, las redes sociales, los titulares, han debido ser una dura prueba que, sin embargo, la heredera de la corona ha solventa do con creciente aplomo. Los progresos se ven día a día.
4. Infanta Sofía
Su presencia se ha hecho mundialmente conocida al salir en la imagen en la que Rubiales besa inadecuadamente a la jugadora. Los medios extranjeros la han identificado en los pies de foto y su rostro sonriente, su alta estatura, su estilo moderno, han destacado a pesar de lo incómodo de la situación, de la que ella evidentemente no estaba al tanto. Sofía es la otra cara de la moneda de su hermana: desenfadada, con ojos pícaros y un punto trasgresor... Puede darnos muchas alegrías.
5. Elena, Cristina y sus hijos
Dentro de poco ya nadie recordará que pertenecen a la familia real. Sus imágenes en vacaciones, fiestas, en aeropuertos, luciendo ropa con soltura de modelos, totalmente alejados de Zarzuela o de ceremonias oficiales, harán que las nuevas generaciones crean que se trata de figuras de la jet set como Tamara Falcó o influencers como las hermanas Pombo.
6. Felipe
Con su mujer perfectamente asentada a los mandos de la nave familiar y la sucesión garantizada en la persona de Leonor, que sigue paso a paso el programa fijado, Felipe puede dedicarse a lo importante: ser jefe de estado. Aunque sus responsabilidades parecen limitadas, no deja de tener un papel esencial en estos momentos de incertidumbre.
7. Juan Carlos
Sigue inmerso por lo menos en dos procesos, el de Corinna y el de sus exabogados ingleses, pero nadie parece acordarse. De ser rey pasó a ser padre de rey y ahora es simplemente ese señor que vive en Abu Dabi. Nadie habla ya de sus presuntas ganas de regresar a España ni se lleva las manos a la cabeza por la desgraciada posibilidad de que muera en el extranjero. Este hecho inevitable, que convertirá a sus dos hijas en mujeres inmensamente ricas, ya no parece preocupar a ninguna persona. Para bien o para mal, su recuerdo se está borrando de la memoria de los españoles como se desvanecen las rayas en el agua.