No dudo de que seas una gran cantante. Sé que participar como jurado en ‘La Voz’ ha disparado tu popularidad y que tu caché ha subido como la espuma. Sí, pero… Estoy un poco harta de ti. No tengo el gusto de conocerte, pero tu actitud misteriosa, cual María Callas o Greta Garbo, no deja de parecerme risible. ¿Por qué no aclaras de una vez si sales con Rivera o si no sales?
¿No comprendes que el mundo no se va a detener por eso y que, en realidad, no tiene ninguna importancia? Sé que tendría que poner aquí también a Albert, por marear la perdiz y enviar señales misteriosas que los periodistas tenemos que descifrar como si fueran el manuscrito Voynich. Lo haré, pero, mientras, ve reflexionando sobre esta frase de no recuerdo quién: “De lo sublime a lo ridículo solo hay un paso”. Solo uno, querida Malú.