De vez en cuando surges de la nada, convocas a la prensa, luces tu sonrisa de buena persona y hablas de dos temas: a) tu peso, b) tu antiguo noviazgo con el rey Felipe. Te preguntamos sobre los dos asuntos, sí.
Sí, pero…
Ahora te voy a confesar algo que quizá no sospechabas. Lo que nos interesa en realidad es lo segundo, lo de Felipe, pero tenemos que apechugar con lo primero porque generalmente estas ahí para promocionar algún producto adelgazante, o como modelo curvy de tallas grandes. Al final, los compañeros siempre introducen el comentario “¡podrías ser reina de España!”, a lo que respondes como un disco rayado, “creo que doña Letizia lo está haciendo muy bien”, “¿tienes relación con ella?”, “por supuesto, somos muy amigas”. Y nos vamos todos a casa bostezando pero con la plácida sensación de que hoy, tú y nosotros, nos hemos ganado el pan sin esfuerzo alguno.