Eres el Borbón favorito de todos nosotros, sabes lo que es una hipoteca y estás luchando a diario en el ring de la vida como cualquier ciudadano. Llevas los jersey de escote pico como nadie, eres alto, guapo y da gusto oírte expresar en ese idioma tan tuyo…
Sí, pero…
Cuando hablas de Mar Flores, te trasmutas, Dado querido, ¡es que la has llamado esa palabra de cuatro letras solo que en disimulado! Y aquí viene lo bueno: ciertos periodistas nos están advirtiendo por teléfono de que todo es despecho y de que sigues colgado de Mar. No me han convencido porque yo sé que lo haces por puro afán informativo y no te preocupes por estas almas descarriadas y mal vestidas que mi Fender ya está dando buena cuenta de ellas. Pero mi deber es avisarte aunque te duela porque soy así de buena persona.