La petición de mano tuvo que adelantarse un mes a causa de las filtraciones. Letizia pidió que le abrieran la tienda de Armani de madrugada para burlar a los paparazis. Fue con una amiga de televisión, le gustó el traje pantalón de tres botones y cuello alzado, aunque no tenían su talla, la 34, y tuvo que quedarse la 38, sin tiempo ya para arreglos. Únicamente le cogieron el bajo del pantalón con alfileres, que luego su madre le cosió en la Zarzuela. Quiso arremangarse, pero le dijeron que no era elegante, y así la vimos, con los puños de la chaqueta que le llegaban hasta los nudillos.