Pilar Eyre

Pilar Eyre

Tita Cervera

"Sabiendo que la reina emérita aborrece a la baronesa Thyssen, Pilar de Borbón ha hecho el feo de no invitarla a su fiesta de cumpleaños"

Ochenta años. Los que ha cumplido la adusta hermana del rey emérito, doña Pilar de Borbón. Sus amigos de infancia de Estoril me contaron hace años que “era muy poco simpática” y su propia madre decía de ella “es un cardo borriquero”. Solo le gustaban los caballos, detestaba los perifollos y fue su padre quien le compró su primera barra de labios y le pintó a la fuerza la boca para asistir a una fiesta. Ella se mantuvo toda la tarde con los labios apretados porque le repugnaba el sabor de la pintura. Mala en el colegio, rebeldona, solitaria, decidió estudiar enfermería y tuvo un comportamiento heroico en la tragedia de la estación lisboeta de Cais de Sodré que le valió que su padre mascullara, “¡qué pena que no haya nacido hombre!”. Se presentó voluntaria, rescató heridos, cubrió el rostro de los muertos, estuvo 48 horas sin dormir y apareció en la portada de ABC con el uniforme manchado de humo y sangre en medio del caos. Se negó a asistir a la proclamación de su hermano como sucesor de Franco por fidelidad a su padre y eso doña Sofía, aunque ahora haga el paripé, nunca se lo ha perdonado. Pero aun así, para no disgustarla, sabiendo que la reina emérita aborrece a la baronesa Thyssen, ha hecho el feo de no invitarla a su fiesta de cumpleaños, a la que también acudieron varios amigos, ninguno de ellos con tantos merecimientos como Tita. Porque le dio trabajo al duque de Badajoz con un sueldo magnífico con el que pudo mantener a su familia y pagar los costosos tratamientos de la enfermedad que acabaría por llevarle a la tumba. Una vez viuda, se rumoreó que doña Pilar mantenía una amistad especial con un importante magnate de origen mexicano, relación que ella despachó de forma abrupta, “ustedes, los periodistas, siempre inventando gilipolleces”.