¡Rociíto en Argentona! Eh, apartarse, que yo estuve en la rueda de prensa donde Rocío Carrasco y Antonio David Flores anunciaron que se casaban, hace 23 años. Él era guardia civil, y ella hacía de modelo de trajes de novia con la marca Tot Nuvis de Paco Flaqué, que la llevó a fiestas mayores e incluso a un Gaudí, donde desfiló con David Meca y la Jesulina.
La rueda de prensa la había organizado Amador Mohedano con grandes camiones de televisión aparcados en la calle, mientras centenares de vecinos vitoreaban a los periodistas famosos. ¡Cuántos autógrafos firmó Hilario López Millán! La carnicera del pueblo se quejaba: “Ahora nos tendremos que maquillar todos los días”. Amador nos comentaba, entre risas, que su hermana se había empeñado en hacer una boda como la de la infanta Elena, y que incluso había contratado el mismo catering.
Y nos enteramos de que Rocío estaba embarazada porque nos contó que, cuando se lo iba a revelar con miedo a su madre, esta la tranquilizó: “Sé que estás preñada... Pues aquí estoy y no te preocupes”. La Jurado adoró a su primera nieta, esa niña que ahora nos deja embobados en televisión. Cuando Ortega toreaba en Barcelona, se alojaban en el Juan Carlos I, y yo vi como la abuela mandaba a su marido a otra habitación para dormir con Ro. ¡La llevaban hasta a comer marisco al Botafumeiro! ¿Se acordará Rocío Flores del sabor de esas nécoras que su abuela le pelaba amorosamente? En un aparte, le preguntamos ese día a Rociíto cómo le caía la novia de su padre, Raquel Mosquera, y nos contestó: “Es tontorrona y muy lolaila, pero buena gente”. ¡Ahora no debe pensar lo mismo!