Precisamente, uno de los puntos más interesantes del documental que emitió la televisión pública catalana la semana pasada fue la entrevista que realizaron al exalcalde de Almatí, ciudad de Kazajistán, hoy día refugiado político en Suiza. Viktor Khrapunov cuenta que Juan Carlos se desplazaba para cazar frecuentemente a su país, una exrepública soviética, invitado por el presidente Nazarbáyev, y que él debía recibirlo y despedirlo en el aeropuerto. En estas excursiones había mujeres y todo tipo de diversiones, luego cargaban en el jet privado cabras, muflones y osos preparados para el taxidermista y ser exhibidos en su pabellón de caza en España... “y maletines de piel negra con dinero, cuatro o cinco millones de dólares”. El alcalde preguntó a su presidente, que le contestó: “Es un regalo, entiéndelo, es el rey de un país occidental. Parece que lo tiene todo, ¡pero en realidad no tiene nada! ¡Es pobre y debo ayudarlo como puedo!”. Juan Carlos parece ser un especialista en lo que hoy llamamos “victimismo”, ya que las palabras de Nazarbáyev recuerdan a las que dijo Franco cuando lo acababa de conocer, siendo niño: “Don Juanito está desamparado y debemos protegerlo... Es muy importante para los monárquicos y, sin embargo, qué descuidado está... Hay que comprarle ropa”. El presidente kazajo también confesaba: “Juan Carlos tiene algo que le envidio, ¡es inviolable!, ¡puede hacer lo que quiera que no le va a pasar nada! No como yo, que tengo al Parlamento fiscalizando cada paso que doy”. Hay que señalar que Nazarbáyev fue uno de los invitados de honor de la boda de Letizia y Felipe, que desde entonces son presencia constante en las páginas de sociedad de los diarios kazajos y despiertan pasiones. En la mesa nupcial el presidente y su hija se sentaron con Paloma Rocasolano. ¡Daría años de vida por saber de qué hablaron el comunista y la simpática sindicalista, madre de la Reina!