¡Quedarnos en casa! Lo que para mí, que estoy todo el día con la maleta puesta, era un sueño irrealizable, se ha convertido en un potro de tortura en el que solo puedo mirar pantallas con los nervios erizados y bulímica de nuevas noticias.

Y entre todos los informadores que desfilan ante mis cansados ojos, me quedo con el rostro juvenil de mirada limpia de Lorenzo Díaz García-Campoy, el hijo de Concha y de Lorenzo. Cuando el otro Lorenzo televisivo pasó de héroe a villano en tan solo una semana, este Lorenzo de 27 años se erige como la gran esperanza blanca de nuestro mejor periodismo. Ay, Concha, Concha, ¡lo orgullosa que estarías de tu Lorencito si esa maldita leucemia no se te hubiera llevado a los 54 años!