La casa del Valle de Arán es un hogar entrañable para Felipe, Cristina y Elena, la más asidua. Cristina quiso pasar ahí los últimos días antes del juicio de Palma, una forma de vida que ella sabía que no iba a volver nunca. Como a Letizia no le gusta el esquí, Felipe ha dejado de frecuentar este escenario de su infancia. Un lugar ahora lleno de desolación y tristeza, porque las casas vacías son como rostros con ojos muertos. Los postigos cerrados, no sale humo de la chimenea…
Ha sido la primera residencia de los anteriores reyes en caer. ¿Seguirán Marivent y, quizás, la Zarzuela? ¡Se necesitan nuevos escenarios para los nuevos tiempos! Leonor y Sofía merecen tener un paisaje infantil propio, sin herencias envenenadas. Vamos, vamos, que se está haciendo tarde.