¿Quién ha olvidado tu girar de ojos? ¿Quién no conoce tus anécdotas, el agüilla marrón que salía del pelo de Antonio Gades cuando le lavabas la cabeza, tus noches desenfrenadas con Espartaco Santoni? Nos acordamos todos, ¿verdad?
Quizá sí, pero…
Ahora se cumplen dos años justos de tu muerte. ¿Por qué no lo veo reflejado en ningún sitio? ¿Por qué ningún periódico, ningún programa, se han hecho eco? ¿No hay familia, amigos, herederos que nos la recuerden? ¿Por qué hablamos de Marilyn, de Audrey, de Greta, pero somos incapaces de reconocer que las películas de Marujita Díaz forman parte de la crónica sentimental de nuestras biografías? ¿Por qué somos tan pedantes y tan ingratos? Como homenaje a tanta diversión como nos ofreciste, como humilde agradecimiento a esa gracia picante y retrechera que nadie más ha tenido, ni antes ni después, ahí va este ramillete de flores simbólicas, querida Pelusa que estás en los cielos.