¡Rosa Benito tiene novio! ¡Estrena nueva ilusión! Eso leo y acudo rauda a las fuentes de la noticia. “Rosa, ¿tienes novio?”, pregunto, y la rubia me contesta con cierto cachondeo: “Dicen, comentan, rumorean…”. Yo arguyo que esta no es una contestación y concluye: “No, cariño, no tengo novio”. Detecto cierta, no sé, tristeza, resignación, y me alarmo. Y tengo una especie de intuición o sospecha: “¿No será que todavía piensas en Amador?”, y aquí su respuesta revela hastío, aburrimiento de que siempre le pregunten lo mismo: “¿Tú no sabes que hace mucho tiempo que cada uno tenemos nuestra vida?”. Echo mis cálculos: uno, dos, cinco, seis… ¡Seis años son los que lleva sin hombre Rosa Benito! Vale, sé que más tiempo se mantuvo casto el monje Simeón el Estilita, pero tampoco es eso. La encantadora Rosa se enfada un poco conmigo: “¿Pero tengo que tener novio por narices? De verdad, de verdad… ¡Pilar, que ya tenemos una edad!”. Pero, como la imaginación es libre, me pongo a pensar en alguien que acaba de salir al mercado y que está muy bien… Un viejo conocido, Kiko Matamoros… Creo que en aquellos primeros tiempos de ‘Sálvame’ os atraíais en el fondo… Va, haced un esfuerzo, amigos… ¡Cómo nos gustaría a todos! Para empezar, una cita a ciegas. Organízala ya, Chayo, querida.