¡Paren las máquinas! ¡María Teresa, Terelu y Carmen Borrego vuelven a escena! ¡A grabar el reality ‘Las Campos’! Serán varias entregas, lo dirigirá Raúl Prieto, que por eso ha abandonado ‘Sálvame diario’, y se rodará en Nueva York y en Miami (no Las Vegas).
Como me enseñaron en la facultad de ciencias de la cosa, voy a las fuentes de la noticia. Teresa me escucha, larga pausa, silencio dramático… “No te lo voy a negar, pero ellos emitirán un comunicado con todos los detalles”. Le noto la voz rara y le pregunto qué le pasa. “Es que estoy cabreada y contenta a la vez, ¿por dónde quieres que empiece?”. Le respondo que me interesan las razones de su cabreo. “Anoche me llama mi hija Carmen y me suelta, ‘mamá, no te asustes, estoy en una cena y muy bien, pero en las redes dicen que me he muerto’. ¿Pilar, tú crees que es normal esto? Tuve que llamar a Málaga a toda mi familia, no entiendo la maldad de la gente, pero eso no es todo…”. Duda antes de proseguir, creo que da un sorbo de agua: “Me he metido en internet para mirar esa patraña y me han salido unos enlaces de hace tiempo diciendo que la que se había muerto era yo. Y no solamente me moría yo, ¡sino el amante cubano de María Teresa Campos!”. Se me escapa la risa pero Teresa no está para bromas: “pero vamos a ver, hijos de p… ¿qué amante es ese? ¿Puedo yo denunciar a estos sinvergüenzas?”. Ahora Campos es un torrente imparable de indignación.
“Pero hay más. ¿Qué son esas noticias de que estoy hundida, enferma y arruinada? A veces hasta tengo que llamar a los míos para reñirles:‘Oye, que eso no es verdad, ¿por qué lo difundís?”. Yo le digo que lo de sus deudas se ha comentado a menudo. Se exalta: “pero vamos a ver, proclamar que estoy arruinada es un insulto para los que lo están de verdad; una señora como yo, que ha trabajado toda su puñetera vida y ha estado muy bien pagada, en vez de invertir en negocios, en restaurantes o en acciones, ha metido el dinero en esta casa, que es de morirte de grande y bonita, que hasta Bertín Osborne se quedó con la boca abierta al verla. ¡Y cuando la venda será como cobrar un plan de pensiones!”. Le digo que en ese momento podrá ponerse en paz con Montoro y me responde con aire de triunfo, “¡esa es la otra buena noticia!, ¡he saldado mi deuda con Hacienda! La semana pasada fuimos Edmundo y yo a la fiesta de aniversario de mis abogados y me lo comunicaron, ya estoy limpia de polvo y paja, y como mi casa tampoco tiene ninguna carga, no debo un duro a nadie”.
Con voz risueña prosigue, “y ahora que me encuentro tan bien y tengo tantas ganas, vuelvo a televisión”. Se enternece, “lo del disco con Edmundo es una colaboración pequeñita, me refiero a trabajar…, en realidad ya he empezado porque estamos ensayando y tenemos reuniones preparatorias…”. Recurro a métodos de tortura sofisticados para que me cuente algo más y al final le arranco a regañadientes, “después de ‘Las Campos’ haré otras cosas… Un programa fijo”. Pero se corta, me da un palmetazo simbólico: “¡Basta, querida! Tú pon que llevo una vida normal, que Edmundo me quiere y me cuida y mis hijas están pendientes de mí, como siempre. Y, encima, desde que me quitaron la vesícula, duermo como un bebé. ¡Y di sobre todo eso, que vuelvo!”. ¡Campos returns!