¡Hace veinte años! ¡Hace veinte años que se conocieron y enamoraron Letizia y Felipe! Porque cuando hace justo veinte años ocurrió en las playas gallegas la catástrofe del ‘Prestige’, que Letizia cubrió para televisión española, ya mantenían una relación, aunque lo llevaran en secreto. Una periodista que estuvo también en el lugar de los hechos me contó: “Se notaba que Letizia tenía trato especial, era lo que vulgarmente se llama una enchufada. Mientras nosotros nos teníamos que buscar la vida e incluso nos alojábamos en casas particulares, ella estaba en un hotelazo de Vigo e iba todos los días a las islas Cíes en helicóptero”. Su marido, también periodista de una televisión autonómica, me cuenta: “Dos meses antes estuve con Letizia en Nueva York en el primer aniversario del atentado de las Torres Gemelas. Éramos cien equipos de todo el mundo en la Zona Cero, hacía mucho viento. Pues el set de televisión española era enorme, parecía un plató de cine, tenía estilista, maquilladora, peluquera, focos especiales, paravientos... Los otros medios me preguntaban quién era Letizia por ese despliegue y ese trato deferente, la protagonista parecía ella y no el entorno, todos estábamos extrañadísimos”.
Aniversario en la intimidad
Felipe y Letizia seguramente han celebrado el aniversario del primer día en que se conocieron con algún acto íntimo, una comida en uno de esos lugares secretos incluso para los más avezados paparazis, o con una cena romántica en su propia casa, con velas y, es de suponer, que alguna bebida más glamurosa que el Vichy Catalán y el zumo de tomate que suelen tomar en los eventos públicos.
Loco de amor por Letizia
Lástima que los periodistas no podamos celebrarlo con ellos y tampoco podamos, por tanto, hacernos eco de la fecha exacta en que se vieron por primera vez, simplemente porque ignoramos cuándo fue. Sí sabemos que el príncipe había roto oficialmente con Eva Sannum en diciembre de 2001, que Letizia se había divorciado de Guerrero un par de años antes y se había distanciado de su último novio, David Tejera, por lo que en el año 2002 ambos estaban libres y en disposición de enamorarse. En el caso de Felipe, urgía que a sus 34 años se comprometiera de una vez, así se lo exigían públicamente desde el diario monárquico ABC: “El príncipe se está acercando a una edad peligrosa en la que será grotesco verlo con una chica joven”, y también advertían del “secuestro permanente que sus amigos y su insaciable cortecilla de advenedizos y mamporreros ejercen sobre el heredero de la Corona”. Ese tan publicitado primer encuentro entre ambos en casa del periodista Pedro Erquicia, puesto en circulación por nadie sabe quién, ha sido desmentido por el propio Erquicia en varias ocasiones a sus íntimos: “Tú conoces mi casa y me conoces a mí. ¿Crees que puedo organizar una comida para que se enrolle el príncipe heredero con una chica? ¡Vamos, anda!”. Sabemos cómo se conocieron los reyes de Holanda (en Sevilla), los de Noruega (en un festival de rock, ¡cómo no!) o los de Inglaterra (en la universidad), pero nadie nos ha contado cómo se produjo el encuentro entre Letizia y Felipe, procedentes de mundos tan distintos, lo que es terreno abonado para las hipótesis, rumores y leyendas. Todos tenemos una teoría: la mía es que el navegante Kitín Muñoz, que fue noviete de Letizia durante un par de meses, se la presentó a su amigo Felipe y hubo flechazo... por parte de él. Ella se resistía, y esto al príncipe, que siempre lo había tenido muy fácil con las mujeres, lo volvió loco. También le encantaba que ella fuera respondona, descarada, que supiera de todo, que no se callara nunca, y ese lenguaje popular tan distinto del que utilizaba su entorno, una endogamia de amigos pijos que se conocían desde la cuna. Que trabajara para ganarse la vida también le causaba admiración.
Un año de amor secreto
Fue casi un año el que vivieron su amor en secreto. La familia de ella, desde luego, no lo sabía. Ni la de él, según contó Sofía: “Nos extrañaba el empeño que tenía Felipe en ver todos los días el ‘Telediario”, aunque lo cierto es que esta afirmación de la Reina es algo difícil de creer, ya que los servicios de seguridad debían estar al tanto y es de suponer que tenían a Letizia bajo protección desde el primer momento, como habían hecho con Isabel Sartorius. Pero ese año de relativa intimidad tal vez ha sido el más feliz de su vida en común. Cuando ella aceptó al fin y él se enfrentó a su padre y le dijo: “O Letizia o lo dejo todo”, empezó seguramente la época más triste de la asturiana y solo aguantó porque estaba realmente enamorada de su novio. Tuvo que dejar su profesión, que la apasionaba, y se trasladó a vivir a la sombría casa del príncipe, donde estuvo meses recibiendo clases de Protocolo, Historia, Inglés, Religión, sin poder intervenir en los preparativos de su propia boda ni de su existencia futura. Cuando protestaba, el ‘staff’ de la Zarzuela le decía: “Haga listas, señora”, y ella iba siempre con un cuadernito en el que apuntaba todo, hasta que Felipe se lo hizo destruir para que no cayera en manos ajenas. Cuando quemó esa especie de diario en la chimenea del palacio, quizás se dio cuenta también de que quemaba su pasado para empezar una nueva vida. Una nueva vida que ahora cumple veinte años.