Pilar Eyre

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reina Letizia e infanta Cristina
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Letizia y Cristina, enfrentadas y peor que nunca

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Pilar Eyre

Periodista y escritora

Peor que nunca. Las relaciones entre la reina Letizia y su cuñada, la infanta Cristina, están peor que nunca. Se ha publicado que el año pasado coincidieron en Marivent, algo que no sabíamos, y tuvieron un duro enfrentamiento durante la cena porque la reina se sentó a la mesa con mallas de gimnasia, su cuñada se lo reprochó y, al parecer, según estas informaciones, la reina reaccionó de modo desmesurado. Y es que Letizia no entiende cómo su cuñada no ha arreglado su situación con Iñaki, lo mismo que nos preguntamos todos, por cierto. Tampoco entiende cómo sigue haciendo alarde de su estatus de casada llevando su anillo de bodas mientras su marido hace vida en común con Ainhoa. Este detalle, pequeño pero muy simbólico, es algo que choca con la forma en que entiende Letizia el papel de la mujer y también es incomprensible para la mayoría de nosotras.

reina Letizia
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Sus primeras tensiones

Los enfrentamientos entre Cristina y Letizia vienen de lejos, aunque primero fueron grandes amigas. El primo de Letizia, en su libro ‘Adiós, princesa’, ya contaba que Iñaki y Cristina eran las únicas personas “normales” de la familia real. Cuando Letizia y Felipe empezaron a salir, se veían muchas veces en el piso que tenían entonces los Urdangarin en Barcelona y también iban a comer a los restaurantes de la zona, como el Jardín de la abadesa, mezclados en un grupo para disimular la relación que los unía. Las dos parejas eran tan cómplices que Letizia le confesaba a Iñaki los sinsabores con los que se encontraba al chocar con el rígido protocolo de la Casa e Iñaki le contaba cómo se había bandeado él mismo. Con el altivo Marichalar, sin embargo, nunca se entendió y con la infanta Elena había tal disparidad de carácter que Letizia no sabía qué temas tratar con ella, ya que el mundo de la hípica le resultaba ajeno y tampoco era religiosa. Así pues, Iñaki y Cristina eran sus asideros y ellos fueron los encargados de comprar algo tan personal e importante como su anillo de compromiso. El primer desencuentro llegó cuando bautizaron a Irene, una ceremonia que tuvo lugar en los jardines de la Zarzuela. Con naturalidad, Cristina le pidió a su cuñada que hospedara a sus suegros y Letizia se negó alegando que estaba embarazada y que no le apetecía tener en casa a unas personas a las que no conocía. El rostro de incomodidad de Letizia durante el bautizo hizo correr ríos de tinta, aunque en aquellos momentos no sabíamos qué había pasado. 

El desafío de Cristina

Después todo fue a peor: cuando Letizia tuvo sus propios hijos, dejó de prestar atención a sus sobrinos, y Cristina tampoco interactuó nunca ni con Leonor ni con Sofía. Otro desencuentro ocurrió cuando Iñaki cumplió 40 años. En medio de la fiesta, que tuvo lugar en su nueva casa en Pedralbes, el jugador le pidió ayuda a su cuñado con la hipoteca, a lo que Felipe contestó: “Si no podías comprarla ¿por qué os lanzaseis? Aquí cada uno se paga lo suyo”. Según testigos directos, el resto de la noche Felipe y Letizia se mantuvieron en un rincón sin hablar con nadie y posaron de mala gana para los fotógrafos. Cuando empezaron a destaparse las irregularidades económicas de Iñaki, Letizia se quitó el anillo de compromiso que él había comprado y no ha vuelto a ponérselo nunca. Su actitud pública hacia ellos se volvió muy fría y, cuando Felipe le pidió a su hermana que se divorciara de Iñaki, Cristina vio detrás la mano de Letizia y su aversión mutua se acrecentó. Y, aunque sabía que eso iba a causar su expulsión del núcleo real, se negó a romper su matrimonio, se sentó en el banquillo de los acusados y visitó a Iñaki en prisión con una enorme dignidad que muchos admiramos, anteponiendo su familia a la institución. 

Familia real española
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Claro que todo cambió cuando sacamos las fotos de Iñaki con otra mujer.La primera que las vio fue Letizia, que llamó a su cuñada a Suiza para advertirla, o sea que Cristina se enteró por la reina. Por esta causa y otros indicios pensamos que las puertas de Zarzuela se volverían a abrir para la infanta y, sobre todo, para sus hijos, pero nada de eso ha sucedido. 

La sombra del emérito

Cuando se han encontrado, en el funeral de Constantino, por ejemplo, se han ignorado, y sus hijas ni siquiera asistieron a la graduación de Irene, la pequeña de Cristina. La relación está rota y los motivos podrían ser dos: por una parte, la incómoda y estrecha relación de Cristina con su padre, el elemento tóxico de la familia, y por otro lado esa obcecación en negarse al divorcio y seguir luciendo el anillo de boda en un gesto que muchos ven provocativo. “Yo no he fallado, ha sido él… yo no tengo porque quitármelo, sigo casada con él”, nos dijo en aquel lejano mes de febrero de 2022. Todas las fechas que los periodistas habíamos dado como seguras para firmar los papeles definitivos,  abril, mayo, junio… han sido superadas y ahora nadie se atreve a aventurar qué pasa con ese matrimonio. ¿Cristina tiene la esperanza de recuperar a su marido algún día? ¿La más moderna de la familia se comporta como su madre, aguantando humillaciones públicas con tal de no perder su estatus de mujer casada? No sabemos qué hay detrás, tampoco sabemos qué ocurrirá este verano, pero tranquilos, que al final, como siempre, acabaremos enterándonos.

Cristina y emérito
GTRES