¿Pero qué inventos son estos? Ni Leonor ni su hermana Sofía perciben un sueldo, como se dice por ahí, aunque sí una pequeña paga semanal que les entregan sus padres. ¡Pocas ocasiones tienen de gastársela, no van a ningún sitio aparte de las casas de sus amigas!
No han pisado nunca unos grandes almacenes, ni una cadena de ropa juvenil, ni cogido el metro, ni frecuentado un bar, ni siquiera –ay– una librería… Esos paseos callejeros acompañadas de fotógrafos que suelen hacer en Palma no dejan de ser una performance, sin nada que ver con la vida real.
Entonces, ¿cómo se gastan los treinta euros semanales que les entregan sus padres? “Escogen por internet y compran por persona interpuesta”. ¿Y qué compran? “Regalos para su familia y para las fiestas de cumpleaños a las que acuden, por ejemplo”.
Y una constatación, quizás sin importancia, pero quizás no. Frente al encorsetado “la princesa de Asturias y su hermana la infanta…” que suele decir don Felipe, Letizia se refiere a ellas con desenfado como “Leonor y Sofía” o “mis hijas”. Muy distinto de esa vieja anécdota de doña Sofía, que a la pregunta de “¿cómo están las niñas?” que le hizo una azafata, respondió: “Las niñas no sé cómo están, pero las infantas muy bien”.