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Lo primero que hace Letizia por la mañana, antes de empezar a despachar con sus asesores y esté donde esté, es dar un rápido vistazo a las redes sociales, donde figura, como es comprensible, con seudónimo. Así me lo contó una empresaria amiga suya: “No se mueve sin su iPad. Muchas veces le gustaría responder, intervenir, ¡pero sabe que no debe hacerlo!”. Y la Reina ha debido ver cómo, desde hace meses, hay un clamor impresionante en las redes: que la princesa de Asturias tenga más presencia activa en la vida de nuestro país para que los ciudadanos la conozcan y le cojan cariño. Y de forma apresurada Letizia llamó a quien corresponda antes de irse a Estados Unidos para que le organizara a Leonor una visita exprés a la central española de la Cruz Roja. Tuvo mucho cuidado en escoger una entidad aconfesional, ya que los Borbón-Ortiz están empeñados en distanciarse de todo signo religioso, de ahí que el ‘christmas’ de este año haya sido totalmente aséptico, podría servir tanto para anunciar que ya es otoño en unos grandes almacenes como para publicitar las bondades de un champú. La Cruz Roja española, además, fue potenciada por Victoria Eugenia, la tatarabuela de Leonor, una reina tan desgraciada y humillada en su matrimonio como lo ha sido su abuela Sofía.