¿Mi Julio? Julio Iglesias llega con su avión privado y la cosecha del 78 del tinto Pesquera que compró al completo y que trasporta en bolsas especiales para que no pierdan ni aroma, ni sabor. Se las entregó al somelier del restaurante 'Miramar', de Cambrils, donde se pegó una mariscada de campeonato rodeado de un grupo de amigos, todos varones, con los que habló de política mientras las espectaculares chicas del coro comían en mesa aparte. Les preguntó si les parecía conveniente que entonara su “Quijote” en Catalunya “… que presume de ser español allí donde va…” y todos le contestaron, “hazlo, te aplaudirán” (y así fue). A la salida, le esperaban mil personas que prorrumpieron en gritos de queremos un hijo tuyo, fotos y toda la pesca. Martín Pérez, su promotor musical, me explica que “está pletórico de salud y felicidad, ¡nunca, en veinte años, lo había visto tan bien! Lleva meses de gira mundial, pero él quiere quedarse tres días en cada sitio para poder comer, beber, hablar con los amigos, disfrutar…” Luego, en la actuación, tuvo un acto de modestia extraordinario. Cantó 'Caruso' y cuando ya iba por otro tema, se interrumpió y dijo, “lo siento, voy a volver a cantar Caruso porque antes no lo he hecho muy bien”. Estuvo más de dos horas y cuando saltó del escenario aulló más que gritó, “¡esto es lo mejor del mundo!”