Nadie reparó en ese detalle. Unos segundos cargados de futuro.Fue el 2 de junio, en el balcón principal de Buckingham, donde se dio el pistoletazo de salida para la celebración de las fiestas del Jubileo de Platino de la reina de Inglaterra. Isabel lleva 70 años en el trono, una marca solo superada por el rey Sol de Francia en el siglo XVII. Y ese balcón, donde se asomó la reina casi niña con sus padres al acabar la segunda guerra mundial –y desde entonces no ha dejado de hacerlo cada vez que hay una celebración-, volvió a ser un compendio del presente y el porvenir de la casa real británica.

Porque la familia suponía que, a partir de ese momento, la reina ya no iba a asistir a otro acto de los que estaban anunciados. No solo por edad y la tristeza por la muerte de su marido que, según dicen, le ha provocado una ligera depresión, sino porque no se encontraba bien, tiene artrosis y desplazarse le causa mucho dolor. En consecuencia, esa imagen era muy importante porque sería la que quedaría para la posteridad, ya que no era probable que se volviera a producir. ¡La última foto del balcón!