J uan Carlos ha dicho basta. Ha dado un golpe sobre la mesa y ha hecho saber que no va a permitir ni una noticia periodística más en la que se afirme que intenta cargarse el reinado de Felipe. Él, que se considera un súbdito fiel, él, que cree que la monarquía está por encima de todo, incluso de su misma persona, él, que al final ha conseguido perdonar a su hijo por haberlo expulsado de España, no va a permitir que nadie lo difame. O que, con afán de defenderle, sus partidarios injurien a Felipe o mientan sobre su relación. El primer paso está dado: ha ordenado a sus abogados que interpongan una demanda nada más y nada menos contra el todopoderoso diario inglés The Times, el más influyente además de portavoz oficioso de todos los asuntos que atañen a la familia real británica.
El diario lleva años escribiendo titulares llamativos sobre el emérito, desde “Juan Carlos, el rey caído” cuando salieron las informaciones sobre sus irregularidades financieras, hasta llamarlo “rey adicto al sexo con cinco mil amantes” poco antes de la visita oficial de Letizia y Felipe al Reino Unido. Pero lo de ahora no lo perdona. Que haya salido lo de su nuera en portada con el titular “El escándalo”, así, en español, para hablar de la supuesta relación con su excuñado, le hizo apretar los dientes, pero que el diario haya sugerido que él mismo está detrás de la difusión de este affaire, le resulta intolerable. The Times le ha acusado de ayudar a filtrar esta información porque “el hecho de que Letizia tuviera sangre plebeya molestó a Juan Carlos desde el principio y desde entonces no ha dejado de considerarla una enemiga”. Y esto para Juan Carlos es inadmisible además de que no se sustenta en ninguna prueba y así lo han expresado sus abogados en la demanda. Y después de esta irán otras. Juan Carlos ya no tiene nada que perder.
Lo tiene todo pagado
Al principio sentía una nostal gia atroz de España, pero no se atrevía ni siquiera a venir de visita por temor a que lo agredieran por la calle. Llegó a tener pesadillas recurrentes con este hecho y se despertaba en medio de la noche bañado en sudor. Un amigo de Juan Carlos me confiesa que “creía que iría a comer a un restaurante y le tirarían un tomatazo y yo le dije que tampoco sería el primero”. Porque lo mismo le pasaba cuando era príncipe y viajaba con Sofía a todos los rincones de España. “Y le oí reír por primera vez desde que se fue al exilio”. Pero ahora ya no tiene la esperanza de regresar. Cuando pregunto si está resignado, me dicen que “resignación” no es la palabra, “ está hecho a eso y ya no le duele.
En realidad, su vida no ha cambiado tanto, se sigue moviendo en el mismo ambiente de las grandes fortunas internacionales con las que se relacionaba antes, desde Karim Agha Khan hasta los Rothschild. Tiene la mejor agenda del mundo y se le siguen poniendo todos al teléfono, desde Putin hasta Clinton o los reyes del gas y del petróleo. Y gracias a los árabes lo tiene todo pagado y en todas partes. El Hotel Four Seasons de Ginebra, por ejemplo, uno de los hoteles más caros del mundo, es gratis para él y toda su familia porque es propiedad del príncipe saudí Al-Walid bin Talal, íntimo suyo”.
Pregunto si es cierto que se va a vivir a Ginebra y el amigo dice que no entiende de dónde ha salido ese rumor, “irá como hasta ahora para ver a su hija, sus amigos o sus banqueros, pero en Abu Dabi está fenomenal, tiene los mejores cuidados médicos, vive en el más lujoso de los entornos, solo debe mover un dedo para que cumplan sus más mínimos deseos… Lo tiene todo pagado al más alto nivel hasta el día en que se muera”.
El emérito y sus amigas
Y después de una breve pausa me dice, “ya tiene asumido que lo hará lejos de España” Yo arguyo que eso será terrible “¿por qué? ¡No pasará nada! ¡Lo llevarán a Madrid, le harán una ceremonia corta y solemne y tal, y a otra cosa! Él nació en Roma, pasó su infancia en Italia, en Suiza y en Portugal, siempre se ha movido en la sociedad de los grandes millonarios extranjeros, sus amigos españoles no son más que compañeros de cacerías o de la vela, pero nunca han sido importantes para él. Su vida es cosmopolita y sigue haciendo lo mismo de siempre porque si de piernas está mal, de cabeza está como nunca y no para de trazar planes”. Pregunto por el tema mujeres. ¿Marta Gaya? “Seguirá viéndola, es una de sus grandes amigas, Juan Carlos es un hombre muy de amigas, pero nada más… ya no le interesa tener novias ni nada de eso, aunque le siguen gustando las mujeres con locura”.
Un rey único
Pregunto por la familia, “con Sofía cero, siguen como siempre, como te conté hace años, que ‘eso’ estaba muerto desde que nació Felipe. Con el hijo habla de vez en cuando y con las infantas a diario, además de que Elena ha estado con él, por ejemplo, esta Semana Santa. Ampara a sus hijas y les aconseja, el tema Urdangarin lo ha llevado él personalmente”. ¿Y Froilán? El hombre ríe con condescendencia, “le hace gracia, pero en esa familia nadie llega a su inteligencia, su intuición, su don de gentes ¡eso se tiene natural o no se tiene!”. Titubea y acaba, “si te sirve el dato, compara las audiencias que tenía él en Zarzuela con las que tiene Felipe… las de este no llegan ni al cinco por ciento de las de su padre”. Menea la cabeza, “con sus defectos y sus cualidades, porque es excesivo en todo, en lo bueno y en lo malo, pasarán muchos años para que nazca al - guien como él”