Pocos meses después de casarse, Letizia acudió a una recepción oficial en el palacio de Oriente. Al lado de Felipe, Juan Carlos y Sofía, tendía una mano blanda a los invitados, pálida, con grandes ojeras y expresión atormentada. Un amigo la observaba desde lejos y, al final, se acercó y le preguntó, con cariñosa preocupación: “¿Qué tienes, Letizia? ¿Necesitas algo?”. Letizia dirigió una mirada angustiada a su alrededor, militares de uniforme, señoras encopetadas, hombres mayores de expresión severa, algún ropaje arzobispal, embajadores... Y con inusitada fuerza agarró a su amigo del brazo y con un susurro entenebrecido le conminó: “Búscame una nave espacial para huir de todo esto”.