Y dos encuentros, dos, en viajes en esta época frenética de mi vida. En Sevilla, el que fue alcalde de Barcelona antes de Ada Colau, el elegante Xavier Trias. Estábamos en la cola del avión y él presentaba una irregularidad en su billete. Se inició una pequeña discusión con la azafata, y al final ésta le indicó con un gesto conminatorio “póngase a un lado, por favor, que está usted molestando al resto del pasaje” Dócilmente, Trias y su mujer, Puri, se apartaron y nos miraron a todos con los ojos melancólicos del ayer ¡El que fue todopoderoso alcalde de Barcelona! ¡Se me cayeron unos lagrimones como pianos de cola al suelo! Los mismos que se me cayeron, pero de risa, cuando una espléndida Carmen Lomana con vaquero apretado, bléiser azul marino y unos zapatos de salón de cuadritos vichy, con su melena platino repeinada como si hubiera salido de un episodio de Mad Men y arrastrando un inmenso maletón, me decía en la estación del Ave en Madrid, “no te sigo ya… yo no leo revistas del corazón” Cuando le pregunto asombrada por qué, me contesta, “es que me gustaría que saliera Günter Sachs y no personas de Sálvame”. Argüí que desgraciadamente el amigo Günter cría malvas desde hace una decena de años y Carmen se apenó, “¿ha muerto? Pues que salga el hijo…”