No fue la única entrevista que el rey concedió ese verano del 92: medio en secreto mantuvo 70 horas de conversación con el escritor, actor y aristócrata José Luis de Vilallonga, que se plasmaron en 27 cintas, de las que solo se publicó una tercera parte, primero en una editorial francesa y después en una española. Se juzgó que lo que decía el rey en ellas era altamente inconveniente y Vilallonga, todo un caballero además de marqués, dijo que mientras él viviera nadie iba a saber lo que contenían esas cintas.
Sabino le aconsejó guardarlas en una caja fuerte y fue también Sabino el que contó que, dado el éxito del libro, que llegó a vender 300.000 ejemplares, el rey lo había llamado un día a su despacho: “Sabino, ya sabes que fue mi amiga Marta la que me insistió para que hiciera la biografía con José Luis… Creo de justicia que José Luis, que ha ganado tanto dinero, debería pagarle una parte de sus ganancias... una comisión, digamos, del diez por ciento.” Sabino nunca cumplió este encargo y el marqués de Castellbell se embolsó 150 millones de pesetas. ¿Dónde estarán esas cintas?, ¿existen?, ¿se han destruido?, ¿son una leyenda urbana?