Julio 2015. Acababan de salir las fotos de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa que confirmaban su relación, hasta entonces un secreto a voces, cuando sonó mi teléfono. Era Isabel, la mujer más buscada de España, y nuestra conversación fue un largo ‘off the record’ que publiqué en su mayor parte. Lo primero que me dijo fue que no podía más con el asedio de los medios: “Tengo 18 fotógrafos en la puerta principal de casa, doce en la de servicio y Mario, en el Eurobuilding, otros diez”. Su voz era tan frágil y quebradiza como ella misma: “¿Cuándo remitirá esto, Pilar? A pesar de todo, mis hijos están encantados al verme feliz, ¡aunque apenas puedan salir a la calle!”.
Un inicio muy polémico
Y es que su historia de amor con Vargas Llosa fue un bombazo, como ahora lo ha sido su separación, y copó portadas en las revistas “frívolas” y en la prensa “seria”. Se lo dije y se extrañó: “¿Sí? Pues yo no veo tan raro que estemos juntos. ¡Mario y yo somos amigos desde hace treinta años!”. Aproveché para indagar si es que entonces ya había algo entre ellos y su voz sonrió con cierta coquetería: “Hombre, nos caíamos bien, pero los dos estábamos casa- dos. Después Miguel murió, Mario se separó de Patricia, un día me llamó, fuimos a comer al Eurobuilding, subí a ver su apartamento y...”. ¿Y? Otra risa cautivadora: “Pues empezamos así, como una cosa natural”. Me impactó que dijera que Mario y su mujer estaban separados cuando empezaron a salir, ya que Patricia acababa de emitir un comunicado en el que lo negaba y se mostraba sorprendida por esa relación. Pero Isabel me respondió con convencimiento: “Te prometo que yo no he destrozado ningún matrimonio, porque el suyo ya estaba roto desde hacía tiempo. Vamos, ¡sería in- capaz! Pero si fue Mario el que me dijo: ‘Oye, si nos fotografían, que se publique, yo al fin y al cabo no tengo nada que esconder”. Isabel es tan fascinante hablando que difícil- mente se ponen en duda sus afirmaciones, pero aun así me interesé por la cena familiar con la que Patricia y Mario habían celebrado sus bodas de oro un par de semanas antes de las fotos, con hijos y nietos, en el restaurante Le Bilboquet de Nueva York. Su voz no tembló ni un segundo: “Patricia ya sabía que estaba conmigo, se lo pidió por favor y él fue por los pequeños, por eso no he entendido su comunicado en el que dice que no estaba enterada de lo nuestro”.
La versión de Mario
Como colofón, le pregunté que quién realizaría a partir de entonces las tareas de intendencia que llevaba a cabo Patricia e Isabel contestó con dulzura: “El talento para escribir lo tiene Mario, ¿no? Lo demás lo pue- de hacer un buen asistente”. La otra versión de la historia me llegó del entorno de Vargas Llosa. Que Isabel había ido a ver la obra de teatro en la que participaba Mario junto a su querida Aitana Sánchez-Gijón. Como Patricia se había ido a Perú, Isabel entró en su camerino y a partir de ahí el escritor cayó rendida- mente enamorado, olvidando mujer y amada. Patricia se hundió y aún no ha resurgido del todo, mientras Aitana comentaba con sorna a sus amigos: “Pues tan loco por mí no debía estar…”.
Las cifras del Nobel
Pero la pasión suele desvanecerse y el prestigio puede deteriorase. Cuando Mario cumplió 80 años celebró una fiesta deslumbrante en el hotel Villa Magna a la que asistieron Aznar, Felipe González, cuatro expresidentes latinoamericanos, ministros, embajadores, intelectuales, con saludo especial de los Reyes y portada en los grandes rotativos mundiales: “80 años en plenitud”. Para sorpresa de todos, Mario señaló a Isabel y dijo: “Esta personita me ha cambiado la vida”. A su último festejo, en la finca del chef Mario Sandoval, a mil euros el cubierto, asistieron un par de toreros, algunos políticos de derechas, los del Río y el exfutbolista Simeone. Solo lo cubrió la prensa del corazón. Las ventas de sus libros, en lugar de salir beneficiadas de esta exposición mediática, han bajado, aunque su economía sigue siendo muy boyante: en 1999 su editorial pagó por su fichaje la cantidad más alta que se ha ofrecido a un escritor, 200 millones de pesetas y, como adelanto por cada libro, recibe un millón y medio de euros. Sus conferencias no bajan de 100.000 euros, además de lo que percibe (200.000 anuales) del diario en el que colabora.
Pero el papel de comparsa en los eventos de los hijos de Isabel, el distanciamiento con sus propios hijos y también la nostalgia de su país, al que su novia prefería no viajar ya que es territorio de Patricia, han ido apagando las llamas de aquella hoguera que parecía inextinguible. Se hacen cábalas sobre el futuro de ambos y se compara a Isabel con Esther Doña, otra ‘socialité’ viuda con la que deberá compartir protagonismo. ¿Y Mario? Los hijos querrían que su madre lo perdonara y vol- vieran a vivir juntos, aunque es difícil porque Patricia sigue muy dolida. Lo único previsible es que, como el genio del escritor sigue afortunadamente en activo, pronto nos deleitará con una novela sobre sus amores madrileños, como hizo con ‘La tía Julia y el escribidor’, donde hablaba de su primer matrimonio. ¿Título? Quizás ‘Personita y el tío Mario’, aludiendo a aquel discurso en el Villa Magna y también al nombre que le daba Tamara mientras fue novio de mami.