¡Al fin se han encontrado! Mario Vargas Llosa y su exmujer, Patricia, en la inauguración de una exposición de fotos de su hija Morgana, en su ciudad natal, Arequipa. Una ciudad muy especial y llena de recuerdos para Mario y Patricia, ya que aquí pasaron su fogosa luna de miel. Me cuenta una periodista peruana que ha seguido los pasos del Nobel en aquel país, que el ambiente era tan tenso que se podía cortar con un cuchillo: “Mario disimulaba mejor y sonreía. Pero a Patricia se la veía disgustada y nerviosa, y eso que Isabel se había quedado en el hotel. Al parecer, fue ella misma la que decidió no acudir a esta reunión familiar”.
La colega prosigue: “Nos llamó la atención que Patricia, que normalmente es muy elegante, fuera vestida de forma descuidada, con una especie de chándal, como para marcar distancias con la siempre impecable Isabel… como si estuviera por encima de estos asuntos mundanos”. El escritor e Isabel han asistido estos días a un festival literario. “Mario tenía varios actos institucionales, e Isabel se quedaba en el hotel para que brillara solo. Aunque hubiéramos querido que anunciaran su boda, no lo han hecho, se han limitado a contestar que ellos ya se sienten casados… Mario sí ha hablado mucho de la muerte, dice que el traspaso no le asusta, que lo que le da miedo es ser un muerto en vida, como ha conocido casos…” Me estremezco. Y la compañera me ofrece dos detalles curiosos: “En su anterior viaje, las señoras bien de aquí, que son muy clasistas, no quisieron recibirla. Pero, ahora que ya tienen el divorcio, se han volcado con ellos, supongo que de ahí el semblante disgustado de Patricia, que considera que Perú es ‘su’ territorio”. Y otro: “Nos sorprendió que cada vez que se encontraban Mario e Isabel, se dieran un beso en la boca, aun sabiendo que había fotógrafos y que la exmujer y los hijos estaban cerca…”. Y finaliza asegurando que “ha sido un viaje muy incómodo…”. ¡Seguiremos informando!