"El violento final del hermano de Begoña Villacís"

MAYKA NAVARRO
Mayka Navarro

Periodista especializada en sucesos y en ‘true crime’

Desde hace años, en España hay ajustes de cuentas prácticamente cada semana, aunque no siempre trascienden. Muertos a tiros que apenas generan la alarma social que ya hay en países como Holanda donde la Mocro Maffia, y lo hemos contado en estas páginas, ha puesto en su diana a la mismísima heredera al trono de los Paí ses Bajos. Esta advertencia sobre lo que está sucediendo la realizaba el periodista Nacho Carretero a las pocas horas de que Borja, el hermano pequeño de la que fuera vicealcaldesa de Madrid y dirigente de Ciudadanos, Begoña Villacís, fuera asesinado a tiros en la capital española.

Una cita mortal

A una semana del crimen, los investigadores siguen sin cerrar por qué Borja Villacís acudió ese martes al mediodía a una cita en la que, según su entorno, se limitaba a acompañar a su amigo Luis el Pecas para solventar un problema que tenía con Kevin Pastor. La primera hipótesis que barajaron los investigadores fue la del ajuste de cuentas, y más repasando los antecedentes de Villacís y de Kevin Pastor. Ambos vinculados a las hinchadas radicales y de ideología nazis del fútbol, el primero del Real Madrid y el segundo del Atlético de Madrid, y ambos investigados por tráfico de drogas. Dos ejemplos de los conocidos ya como los narconazis. Y no solo eso. Solo hay que ver cómo se presentó Kevin con un segundo pistolero pendiente de identificar y su madre a la cita, armados hasta los dientes con armamento militar y con un vehículo de alta gama alquilado para el que tenían un juego de matrículas que María José, la madre del presunto autor material, intercambió tras el tiroteo.

Borja Villacís
Medios

Ensañamiento con él

En cualquier caso, los allegados del fallecido han insistido estos últimos días en descartar que Villacís fuera el impulsor del encuentro y que fue su amigo Luis quien se citó con Kevin para solucionar un viejo asunto relacionado con los daños en un vehículo, y que Borja era un mero acompañante. Los investigadores no descartan ninguna hipótesis. Si Borja solo era un mediador, ¿a qué vino ese ensañamiento con su vehículo y con la víctima? La policía tardó en poder identificar a la víctima. La munición de gran calibre le dejó irreconocible a la vista y amputó un brazo. Pero viajemos en el tiempo para conocer a Borja Villacís Sánchez, que nació en Madrid el 1 de mayo de 1983. De hecho acababa de cumplir los 41 años. Hijo de una familia sin problemas (su padre es economista y funcionario de Hacienda y su madre, psicóloga y promotora inmobiliaria), Borja siguió un camino muy distinto al de sus dos hermanos, Nacho y Begoña, siendo ella la que logró una importante trascendencia pública durante el tiempo que ejerció la política de la que ya se ha retirado. En los últimos tiempos, insiste su familia, Borja trataba de reconducir su mala vida. Había aprobado las oposiciones para ser conductor de trenes y junto a un amigo había adquirido su propia licencia de VTC.

Radicales y violentos

Un giro para apartarse de su pasado primero como integrante especialmente activo de los grupos radicales y violentos nazis que actuaban en Madrid y a través de los cuales presuntamente terminó formando parte de la organización de narcos liderada por Antonio Menéndez, apodado Niño Skin. Una implicación que consta en la investigación realizada por la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Madrid y en la que llegó a ser detenido y de hecho estaba pendiente de juicio. Pero vayamos más atrás, al primer encontronazo de la víctima con la policía. Para ello conviene remontarse a una agresión racista que protagonizó del 1 de enero del 2004. Borja tenía entonces 20 años y muy pocas luces, como detallaba en su crónica de La Vanguardia el periodista Domingo Marchena. Tan pocas luces que el abogado que le defendió en el juicio alegó sin éxito ante la Audiencia de Madrid el “escaso nivel intelectual” de su cliente. Los jueces consideraron “absurdo” que el acusado esgrimiera poco discernimiento, “máxime teniendo en cuenta su apariencia de persona de familia económicamente adinerada, con lo que ello supone de facilidades en la vida”. Aquel mediodía del 2004, Borja Villacís y una decena de amigos tenían aspecto de cabezas rapadas, aunque Borja llevaba un traje, al parecer de su padre.

Una agresión racista

En ese momento, el personaje ya tenía antecedentes policiales y había sido detenido “por lesiones a varias personas, actuando en grupos de skinheads vinculados “a la extrema derecha y sectores ultras del fútbol”. Aquel día en el metro, el grupo vio a una joven en un vagón, se acercaron y comenzaron a escupirle, zarandearla e insultarla. “Puta negra, vete a tu país. Te vas a enterar”. Dos pasajeros que salieron en defensa de la víctima fueron agredidos. Borja Villacís fue condenado por estos hechos a seis meses de prisión (que no cumplió) por dos delitos de lesiones, con los atenuantes de reparación del daño y dilaciones indebidas. Esa mañana en el metro comenzó una caída que no se detuvo hasta el tiroteo de este mes de junio en la M-612. Las distintas estaciones en este viaje sin retorno fueron los Ultras Sur y facciones escindidas y aún más violentas, como los Outlaw y las drogas.

Detenido por narcotráfico

Aunque el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz lo investigaba como un eslabón nada desdeñable de una cadena de blanqueo de capitales y narcotráfico a gran escala liderada presuntamente por Niño Skin, Borja Villacís esperaba salir bien librado de ese juicio por presuntas irregularidades en la obtención de las pruebas incriminatorias, que han denunciado los abogados defensores de los investigados. La Guardia Civil le detuvo el 30 de julio del 2021 en el marco de una operación Águila-Frazen contra el tráfico de cocaína a gran escala, procedente de Colombia. Villacís fue acusado de los delitos de narcotráfico y de pertenencia a organización criminal. Él fue uno de los 27 detenidos en un dispositivo en el que se intervinieron 239 kilos de cocaína y más de 700 de resina de hachís.

Custodiaba cocaína

El periodista Andros Lozano adelantó en El Mundo parte de la documentación de esa investigación que sitúa al hermano de Begoña Villacís como el encargado de custodiar la cocaína que los traficantes escondían en una vivienda alquilada en Las Rozas, Madrid. Una droga que presuntamente pertenecía a la banda de Niño Skin. La relación de Niño Skin y Villacís se forjó en las gradas del Santiago Bernabéu, antes de que los aficionados radicales de ideología nazi del Real Madrid, los Ultras Sur, fueran expulsados. Niño Skin fue líder de esa hinchada y Villacís uno de los miembros más activos, y siguió los pasos del Niño Skin cuando éste protagonizó una escisión y fundó los Outlaw.

“Un joven patriota”

También en las gradas más radicales y de ideología nazi, pero en este caso del Atlético de Madrid, se forjó el sospechoso de la muerte de Borja Villacís, conocido como El Kevin. En el momento de su detención, Kevin Pastor, de 24 años, se encontraba en busca y captura por tráfico de drogas y otros delitos. En sus años de adolescencia fue miembro activo del grupo Skin Retiro, un colectivo neonazi que operaba en Madrid, Alcobendas y San Sebastián de los Reyes a finales de la década pasada. Al igual que otros neonazis, El Kevin simultaneaba su militancia en grupos políticos con el hooliganismo en Suburbios Firm, una de las facciones más radicales de los ultras del Atlético de Madrid. Con la canción de fondo ‘No van a hacerme cambiar’ de la histórica banda nazi Post Mortem, el grupo ultra Suburbios Firm difundió un comunicado en el que llamaban “amigo” a Borja Villacís al que calificaban de “un joven patriota”. La investigación sigue abierta.