“La vida de Daniel Sancho como preso condenado a cadena perpetua”

MAYKA NAVARRO
Mayka Navarro

Periodista especializada en sucesos y en ‘true crime’

El asesinato premeditado del cirujano colombiano Edwin Arrieta y su posterior descuartizamiento en 17 fragmentos, el 2 de agosto del año pasado en la isla tailandesa de Ko Pangan. Hasta aquí el titular y ahora una pregunta. ¿Por qué ha sorprendido tanto la pena a una buena parte de la sociedad? La respuesta merece una reflexión no exenta de autocrítica por parte de esta periodista en este espacio de cita semanal con las lectoras y lectores de Lecturas. Algo no hemos contado bien de este terrible suceso que una gran mayoría de las personas que seguían con atención la evolución de la investigación empatizaron mucho más con el acusado que con la víctima. Eso es así. Y solo así se entiende la reacción que provocó cuando se conoció el veredicto de pena de muerte, que el tribunal conmutó inmediatamente por la cadena perpetua tras valorar las primeras horas en las que Daniel Sancho colaboró con las autoridades tailandesas, confesó y ayudó a localizar algunos restos del cadáver.

A los que no sorprendió la sentencia fue a los periodistas residentes en Tailandia y que, en este último año, cada vez que intervenían desde el país asiático, advertían de que la condena sería dura. El periodista Daniel Montero, de informativos Cuatro y colaborador de los programas ‘TardeAR’ y ‘Vamos a Ver’, llevaba tiempo advirtiendo que en muchas tertulias se estaba describiendo una “realidad paralela” a la que sucedía realmente en la isla donde Sancho fue juzgado y finalmente condenado. Una realidad paralela que explotó en la cara del acusado, de sus padres y de un equipo de defensa, capitaneado por el abogado Marcos García Montes, que apenas unas horas antes del veredicto aseguraba con absoluta contundencia que su cliente no sería condenado a más de siete años de cárcel, porque en el juicio no se probó la planificación y porque se demostró que el ataque fue en defensa propia tras un intento de agresión sexual por parte del colombiano. Erró.

Las lecciones del caso

Muchas son las lecciones que debemos sacar de la cobertura de este caso. Que el padre del acusado fuera uno de los actores más respetados y queridos en España, Rodolfo Sancho, y nieto de otro de los grandes, Sancho Gracia, ayudó a incrementar el interés y la empatía por el aprendiz de cocinero. Y que, durante el proceso, los padres protagonizaran una agria disputa con denuncias de malos tratos de por medio, archivadas, salpimentó más si cabe el interés. Y mientras se hablaba y escribía de Daniel Sancho, de su adaptación en la primera de las prisiones en las que estuvo, de las visitas de sus padres al centro, muchos nos olvidamos de colocar a la víctima en el lugar que le correspondía.

Esta que firma ha sido la primera en equivocarse con Edwin Arrieta y con su familia, que contó este año con Darling de portavoz. La hermana que unas semanas antes del crimen dejó su puesto para trabajar en la consulta de su hermano, que finalmente ha tenido que cerrar. Con el asesinato del hermano pequeño, a los Arrieta, incluyendo a los padres, se les ha ido también el principal sustento económico. Familia profundamente religiosa, las últimas horas antes de conocer la sentencia, las pasaron rezando en el oratorio de la localidad colombiana de Lorica donde reposan desde hace poco las cenizas de Edwin.

“Tuve sentimientos encontrados. Lo primero que hice fue darle gracias a Dios porque no nos abandonó. Lloré porque la muerte de mi hermano no quedó impune, porque mis papás van a tener un poquito de tranquilidad en medio de tanto dolor y porque mi hermano ya puede descansar en paz”, contó la mujer en el especial que Telecinco ofreció la noche que se conoció la sentencia y en el que se concedió a la familia Arrieta la posibilidad de honrar a Edwin. “Tuvo una muerte tan horrible. Una muerte que nos ha marcado para toda la vida”, aseguró la mujer que desde el primer día se opuso a la pena de muerte. 

A 17.000 kilómetros de Colombia, en Samui, el tribunal provincial que ha juzgado al español le ha considerado culpable del asesinato premeditado de la víctima, el descuartizamiento y ocultación del cadáver y la destrucción de su pasaporte. También le ha condenado a indemnizar con unos 107.000 euros a la familia. La resolución, contra la que cabe recurso, ha ratificado la investigación policial y los delitos por los que acusaba la fiscalía. “Se le han caído las lágrimas”, contó el penalista Marcos García-Montes, que viajó a Tailandia, sobre el momento en el que Daniel Sancho se despidió de sus padres en el tribunal. “Papá, ayúdame”, le dijo a Rodolfo Sancho antes de abandonar la sala. 

Su nuevo hogar

La primera consecuencia de la sentencia ha sido el traslado de Daniel Sancho desde la prisión de Samui, con apenas 400 internos y considerada “amable”, a la de Surat Thani, situada en la misma provincia. El nuevo centro penitenciario tiene unos 5.400 internos y se levantó para combatir el número creciente de reclusos, aunque también padece sobreocupación. En su reciente inauguración, el pasado abril, se destacó su sistema de control con tecnología moderna y la buena calidad de vida y atención médica a los internos, según la prensa local. Surat Tani se encuentra en el puesto 11 de las cárceles más pobladas del país, según el informe de 2023 de la Federación Internacional por los Derechos Humanos. Sus reclusos tienen condenas que van desde 15 años de cárcel hasta la pena de muerte.

“Mientras esté catalogado como preso preventivo no tendrá muchos problemas”, asegura Javier Casado, director de la fundación +34, dedicada a atender a presos españoles en cárceles del extranjero, con la excepción de los que tengan delitos de sangre y agresiones sexuales. Esta catalogación permitirá al español permanecer en módulos diferentes de los presos con condenas firmes. Las dos vías de recurso que tiene ahora el equipo de defensa de Sancho son presentar una apelación a la corte de Samui y al Tribunal Supremo. Cuando se agoten esas vías, que suelen tramitarse en un año aproximadamente, la resolución será firme. Y eso tendrá dos consecuencias. La primera, que podría ser trasladado a la peligrosa prisión de Bang Kwang en Bangkok, donde es costumbre que coincidan en una misma celda los presos extranjeros para facilitar el contacto con sus consulados.

Y puede solicitar un perdón real. Maha Vajiralongkorn, que reina como Rama X, concede indultos y reducciones de condena en su cumpleaños, cada 28 de julio, o por otras festividades. Para ello debe haber abonado la indemnización a la familia, pedir perdón por el daño causado y tener un comportamiento ejemplar en prisión. Esta clemencia real, que tramita el Ministerio de Justicia tailandés, podría permitir, en el caso de Sancho, que la cadena perpetua cambiara por una pena tasada, y entonces resultaría más factible la posibilidad de seguir cumpliendo condena en una cárcel española.

Su regreso a España

España y Tailandia firmaron un acuerdo bilateral de intercambio de presos en 1983 que permite que los españoles puedan terminar de cumplir la condena en su país de origen siempre que la sentencia sea firme, que no tenga otro procedimiento abierto en Tailandia, y que se haya cumplido en prisión el tiempo mínimo establecido por la justicia tailandesa. Ese mínimo, aunque depende de cada caso, es de ocho años para los de cadena perpetua, según la normativa tailandesa. Juan Gonzalo Ospina y Beatriz Uriarte, letrados de la familia Arrieta, ya han asegurado que no se opondrán a que Daniel Sancho cumpla la pena en España. Pero la familia Arrieta, 13 meses después, sigue esperando que Daniel Sancho les pida perdón.