Todos los detalles del juicio por violación contra Dani Alves

MAYKA NAVARRO
Mayka Navarro

Periodista especializada en sucesos y en ‘true crime’

Listo para sentencia. El pasado miércoles día 7, la presidenta del Tribunal de la sala 21 de la Audiencia Provincial de Barcelona, Isabel Delgado, dio por finalizado el juicio contra Dani Alves, acusado de agresión sexual. Un “visto para sentencia” que la juez pronunció entrada la noche, tras una última jornada especialmente intensa y durante la que declaró el acusado, e intervinieron con sus informes finales las tres profesionales que han trabajado en el caso: la fiscal, y las abogadas de la acusación y la defensa.

Los tres miembros del Tribunal no tienen un plazo para dictar sentencia. Pero al tratarse de una causa con preso, con el acusado en prisión provisional desde que fue detenido por los Mossos d’Esquadra el 20 de enero del año pasado, se da por hecho que la resolución podría comunicarse antes de la Semana Santa.

Casi 300 periodistas

Las tres sesiones del juicio contaron con una amplia presencia de medios de comunicación. Casi 300 periodistas acreditados, muchos de Brasil y de México, que pudieron seguir las sesiones a través de los monitores de televisión desde las distintas salas acondicionadas por el gabinete de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. Sin duda, fue un juicio a la altura de la gran expectación generada, y no solo por la relevancia internacional del acusado.

Se acabó la impunidad

Un juicio al que se llegó tras un último intento, casi desesperado por parte del acusado, de alcanzar un pacto de conformidad. La repercusión mediática internacional del caso puso en evidencia que la impunidad con la que actúan determinados personajes de renombre se acabó. La víctima, una mujer que tenía 23 años cuando la madrugada del 31 de diciembre del 2022 accedió al baño de la suite del reservado de la discoteca Sutton de Barcelona, no quería denunciar. Intentó convencer a sus dos acompañantes, al personal de seguridad de la sala y a los mossos que hablaron con ella que prefería irse a su casa. “Me quiero ir. No quiero denunciar. Me siento mal. Me da miedo que aparezca mi nombre. No quiero que nadie sepa quién soy”, repitió en aquellos primeros instantes. Y así quedó confirmado en el juicio. Porque lo declararon su amiga y su prima, los trabajadores de la sala y esos dos primeros mossos que estuvieron con ella, todavía en la discoteca.

Caso Dani Alves
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La ley del “sí es sí”

Y no solo lo declararon esos dos policías. El Tribunal pudo escucharla a ella y verle incluso el rostro desencajado, llorando, en medio de una crisis de angustia, en un vídeo. Uno de esos dos mossos que llegó al Sutton era el jefe de turno del distrito de Sarrià Sant Gervasi. Al salir de la comisaría, después de que los responsables de la discoteca activaran el protocolo contra agresiones sexuales, se le encendió accidentalmente la cámara de seguridad que llevaba en el pecho. Un dispositivo que graba con calidad tanto imagen como sonido. Esas primeras palabras con la víctima fueron grabadas. Una primera declaración espontánea en la que la mujer admitió que el hombre le había besado primero en el cuello, que luego la abofeteó y la tiró al suelo. La joven repite al policía que intenta calmarla que se quiere ir sin denunciar. “No me van a creer. Las cámaras me grabaron entrando voluntariamente”.

Las imágenes muestran cómo el mosso logra calmarla, y se le escucha decirle que llamará a una ambulancia que la trasladaría después al hospital Clínic para un primer examen. Con gran profesionalidad y empatía le anima a denunciar, a no preocuparse de nada y, por encima de todo, a no sentirse culpable. “Tu pudiste entrar y luego no querer seguir. No te preocupes. Por eso se cambió la ley del sí es sí”, le llega a explicar el mosso. Ese documento gráfico, accidental, es uno de los principales elementos de la acusación. Un trabajo realizado desde el primer momento por la abogada Ester García, veterana especialista en delitos contra la libertad sexual. Unas palabras espontáneas que coinciden en la declaración que la víctima realizó en sede judicial el 20 de enero del año pasado, tras la detención de Alves y cuando este pasó a disposición judicial. De ahí que durante toda la instrucción, cada vez que la defensa del jugador solicitó su puesta en libertad, los distintos jueces que se tuvieron que pronunciar insistían en la coherencia en el relato de la joven, sostenido y mantenido en el tiempo.

La credibilidad de Alves

No así el de Alves. Y de ello se encargó de poner en evidencia durante el juicio tanto al fiscal Elisabet Jiménez, como la propia Ester García. El acusado llegó a la vista con la credibilidad tocada. Esa primera declaración suya tras la detención, acompañado de su primera abogada, Miraida Puentes, fue literalmente desastrosa. El hombre fue variando lo que ocurrió en aquel baño a medida que le iban preguntando la juez, la fiscal, la abogada de la víctima y su propia letrada. Hace unos meses, cuando su defensa todavía estaba bajo la tutela del abogado Cristobal Martell, solicitó volver a declarar voluntariamente, y entonces fue cuando detalló la misma versión que expuso en el juicio. Que aquella madrugada, tras más de media hora bailando con la denunciante en el reservado, le propuso “continuar” en el baño que su mesa tenía para uso exclusivo. Y que por tanto, las relaciones sexuales con penetración que mantuvieron en los 16 minutos que permanecieron en el pequeño aseo fueron voluntarias, y consentidas por ambos.

Un relato que el acusado detalló en los veinte minutos que duró su declaración, en la que solo se arriesgó a responder a las preguntas de su abogada, Inés Guardiola. Una letrada que asumió el caso en mitad de la instrucción y que trabajó con vehemencia para defender la “inocencia” de su defendido.

El propio Alves no se lo había puesto fácil con tantos cambios de versión, pero la letrada trató de abrir una grieta en la credibilidad de la víctima y en la interpretación de lo que hizo antes de acceder al baño y que ella tradujo como un claro consentimiento en su actitud. Inés Guardiola insistió ante el Tribunal en las imágenes de las cámaras de seguridad del Sutton. Cuatro terminales que grabaron todo lo que sucedió antes y después de los hechos que se juzgaban de los que, como en la gran mayoría de delitos sexuales, no hay grabación ni testigo. Y por tanto, es la palabra del denunciado contra la denunciante.

Momentos “incómodos”

La abogada presentó un informes interpretando algunos de esos momentos previos en los que las tres jóvenes son invitadas a pasar a la mesa 6 del reservado que Alves ocupaba con su amigo Bruno. En el juicio, las tres mujeres describieron aquellos momentos previos en el reservado como “incómodos” con un hombre con actitud “babosa y obsesiva” con la denunciante, que las manoseó. De hecho la víctima fue más allá e insistió en que había pasado miedo y que accedió a cruzar aquella puerta un poco para ver qué quería el jugador. Es evidente que la defensa insistió en que si tan mal estaban y tan incómodas se sentían “¿por qué no habían abandonado aquel lugar?”. Pero más allá de esa pregunta, la defensa mostró las imágenes para asegurar que esos bailes anteriores con intimidad solo pudieron ser interpretados por el acusado como un “consentimiento” a seguir. Y al no coincidir con lo que contó la víctima, la abogada advertía al Tribunal: “Si lo que nos contó cuando había imágenes no se ajusta a la realidad, ¿por qué hay que tener fe ciega en lo que asegura la denunciante que ocurrió en el baño?”. Un hilo argumental completamente opuesto y en el que coincidieron tanto la fiscal como la abogada de la víctima. Para ellas, es igual si la denunciante previamente bailó, “perreó o le puso las nalgas en sus partes”, como describió gráficamente la fiscal, “lo importante es que dentro del baño, dijo ‘no’ varias veces y ese ‘no’ no fue respetado”.

La valentía de la víctima

La abogada de la víctima fue un poco más allá y recordó una frase de la propia joven en la sala: “Yo era una chica muy feliz, mucho, hasta que no tuve más remedio que presentar esta denuncia”. Tanto la fiscal como la abogada de la víctima destacaron la “valentía” de la joven por haber llegado hasta el juicio. “No lo ha tenido nada fácil”, aseguró su letrada. Y lo decía por la crisis que sufrió cuando supo que varios familiares del acusado, entre ellos la madre y uno de sus hermanos, compartieron en sus cuentas de Instagram un video con imágenes de la víctima, algunas posteriores a la denuncia y extraídas de redes sociales de su entorno. Una situación que la obligó a iniciar un tratamiento psiquiátrico con su terapia que hasta entonces había tratado de evitar, intentado sobrellevar la situación con sus propias herramientas emocionales.

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La madre de Alves, vetada

Pocos días antes del juicio, tanto la madre como el hermano, borraron las imágenes de su cuenta de Instagram. Demasiado tarde. Aunque esa situación llevó al jugador y a su abogada a prohibir a la madre y al hermano, presentes en Barcelona, a acceder a la sala donde se celebraba la vista. Además de ser un delito y una canallada difundir la identidad e imagen de una víctima, la estrategia, partiera de quien partiera, solo podía perjudicar al acusado.