La Policía Nacional, la Guardia Civil, los Mossos d’Esquadra, l’Ertzaintza y todas y cada una de las policías municipales de España buscan a Yousef Mohamed Lehrech, alias El Pastilla, que la víspera de Navidad protagonizó una fuga de película, logrando escabullirse y abandonar por la puerta principal la cárcel de Alcalá Meco. El Pastilla es ahora mismo el fugitivo más buscado. Su última fotografía ha sido difundida a través de la cuenta de la Policía Nacional en X, la antigua Twitter, solicitando la colaboración ciudadana para que todo aquel que se cruce con el joven llame sin dudar.
Quiere huir a Marruecos
“Buscamos a Yousef Mohamed Lehrech, de 20 años, 1,88 de altura y apodado El Pastilla, fugado de la prisión de Alcalá Meco, en Madrid. Si le has visto o tienes información llama al 091 o escribe a losmasbuscados@policia.es”. Este es el llamamiento de la Policía Nacional, que busca la complicidad de la ciudadanía para dar con el joven. Acusado de dos homicidios, el fugitivo trata de llegar a la ciudad autónoma de Ceuta, su casa, donde cuenta con infinidad de contactos para que le ayuden a cruzar hasta Marruecos. Si alcanza el país vecino, entonces ya será muy complicada su localización.
Un fallo absolutamente inexplicable y que ha forzado la abertura de una investigación interna por parte de Instituciones Penitenciarias, ha permitido que el peligroso preso, autor confeso de un asesinato e investigado por un segundo crimen, se fugara la víspera de Navidad de Madrid 2. Esta cárcel, una de las más antiguas de Madrid e inaugurada en 1978, es conocida popularmente como Alcalá Meco porque se encuentra precisamente entre estas dos localidades: Alcalá y Meco.
Muy conflictivo
A pesar de su juventud, El Pastilla está clasificado en la categoría 5 del FIES o Fichero de Internos de Especial Seguimiento, donde se incluye a reclusos con una alta conflictividad y que en su mayoría son integrantes de grupos criminales o que en su día fueron detenidos por delitos graves contra las personas o la libertad sexual. ¿Cómo es posible que un personaje tan peligroso pudiera protagonizar una evasión que ha dejado en evidencia los sistemas de seguridad de Alcalá Meco? La investigación justo acaba de empezar pero desde el primer momento empezaron a trascender algunos de esos fallos del centro que permitieron al joven aprovechar la oportunidad para salir por la puerta, confundido entre un grupo de familiares que esa tarde había tenido comunicación con sus allegados encarcelados.
Una fuga rocambolesca
Sin mediar violencia ni intimidación y a pie, El Pastilla logró abandonar un centro al que había llegado hacía solo tres semanas procedente de la cárcel algecireña de Bota-fuegos, donde tenía ya demasiados enemigos y su vida corría peligro. El Faro de Ceuta avanzó una huida rocambolesca que avergüenza al sector penitenciario. El resumen de la fuga, por increíble que parezca, consistió en que el reo se escabulló por detrás de un funcionario tras una puerta de solo 80 centímetros, atravesó el pasillo de siete metros que le separaba del segundo acceso al edificio, cruzó otra puerta que debería encontrarse cerrada y evidentemente no lo estaba y atravesó los 300 metros entre el perímetro interior y el exterior a pie. Aún se equivocó de salida y cuando iba a cruzar por una valla, dos agentes de la Guardia Civil le indicaron con amabilidad que se había confundido y que debía marcharse por el acceso aledaño. Él se limitó a hacer caso, mantuvo la frialdad y la templanza para no levantar ningún tipo de sospechas, y caminó sin girarse hacia su repentina libertad.
Oculto entre familiares
Esa tarde, El Pastilla iba a realizar un vis a vis, un encuentro íntimo con cuatro de sus familiares, que se unieron al resto de visitantes. Nada más llegar, las visitas estacionaron sus coches en el aparcamiento de familiares de la prisión, cruzaron la barrera de acceso a pie y las once personas fueron identificadas con sus DNI que entregaron en el acceso. Los funcionarios del centro acompañaron al grupo hasta el edificio de la prisión, con dos puertas correlativas que nunca deben estar abiertas al mismo tiempo. Cuando una se abre, la otra tiene que estar cerrada. Los once visitantes realizaron sus comunicaciones sin incidentes con los presos. Cuando llegó el momento de despedirse, en lugar de sumarse al grupo de internos, Yusef se unió al de familiares. Los visitantes se percataron perfectamente del intruso, pero nadie hizo ni un solo gesto que pudiera delatar al joven. Mientras un funcionario iba devolviendo uno a uno los DNI a los familiares, Yusef se colocó detrás del trabajador y atravesó sin ser visto la primera de las puertas. Tras superar este primer escollo, el preso recorrió los siete metros que le separaban de la segunda puerta, que inexplicablemente también se encontraba abierta. Aunque el protocolo de seguridad deja por escrito con claridad que ambas puertas no pueden permanecer abiertas al mismo tiempo. El Pastilla ya había logrado abandonar el edificio. Solo le quedaba por recorrer la distancia de 300 metros que le separaban de la libertad. Creyendo que irían tras él, Yusef trató de acortar distancias y abandonar el recinto por la barrera de acceso a los vehículos. Los agentes de la Guardia Civil que custodiaban ese acceso exterior le vieron, le dieron el alto y le informaron que debía abandonar el recinto como el resto de visitantes, por la puerta principal. Creyendo en todo momento de que se trataba de un familiar despistado que igual era la primera vez que venía de visita a la cárcel.
Pudo huir sin violencia
Mientras tanto y todavía en el interior del centro, los familiares de Yusef actuaron con absoluta naturalidad para no levantar sospechas. El Pastilla tenía autorizado un vis a vis tras la primera comunicación, así que sus cuatro familiares aguardaron su turno, sabiendo porque lo habían presenciado que tanta calma y tranquilidad solo podía ser sinónimo de que Yusef ya habría puesto pies en polvorosa. Como evidentemente así fue. Los representantes sindicales de los funcionarios de prisiones han denunciado estos días que en Alcalá Meco y en otros centros penitenciarios hay serios problemas de falta de personal. Tampoco ayudó las fechas, vísperas de Nochebuena, y que la cárcel pudo bajar la guardia. El caso es que El Pastilla, que en argot penitenciario es un kie, un tipo duro, se fue sin necesidad de violencia ni intimidación.
Mató al jefe de su banda
Con un violento historial delincuencial, El Pastilla fue detenido por el asesinato del jefe de su propia banda y por el de un trabajador del puerto de Algeciras, al que confundió con un miembro de una banda rival. En la prisión de Algeciras tenía tantos enemigos que su seguridad aconsejó hace menos de un mes su traslado. Aunque, visto lo visto, no son pocos los portavoces sindicales que han cuestionado por qué no lo enviaron a una cárcel de máxima seguridad, como Estremera. Posiblemente, su edad pesó más que su historial y acabó en un módulo de jóvenes de Madrid 2, un espacio convivencial y de respeto. La plantilla de Alcalá Meco está compuesta en su mayoría por personal muy mayor. A eso se añaden los protocolos “obsoletos” en vigor, como que las visitas de familiares se controlen con la entrega del DNI que recogen a la salida, y no con la huella dactilar. El preso, español y vecino de Ceuta, era hasta hace poco sicario de Nayim K.A., alias Tayena , uno de los jefes del narcotráfico entre esta ciudad autónoma y Algeciras. La organización de Tayena ha protagonizado un tenso y violento pulso con la del Piolín, un grupo criminal rival que también lucha por el control del negocio de la droga en la zona. En esta espiral de violencia, Tayena designó a El Pastilla para dar un escarmiento a sus enemigos. Y dicho y hecho. El sicario eligió un objetivo, fácilmente localizable por el vehículo que conducía. Pero no tuvo en cuenta un hecho evidente: ese coche no solo no era el único de Algeciras, sino que había muchos de similares características. Como por ejemplo el de J.F.A., un trabajador del puerto de Algeciras de 26 años, sin relación alguna con el mundo de la delincuencia, y que el 6 de abril del 2022 recibió cuatro balazos casi a quemarropa de un encapuchado. La Guardia Civil tardó en llegar hasta Tayena, no al autor material, pero sí el presunto inductor del crimen. Nada lo relacionaba con la víctima, cuyo único delito era estar al volante de su coche en el momento inadecuado y el lugar equivocado. Como otros pequeños grandes señores de la droga, Tayena no se mancha las manos y los investigadores comenzaron a controlar a sus lugartenientes, sobre todo a uno... Y como el ‘Scarface’ protagonizado por Al Pacino en el papel de Tony Montana, El Pastilla se acabó rebelando contra su jefe, al que acusaba de menospreciarle en público. El 6 de abril, esta vez sin pasamontañas, mató al capo de un tiro en el pecho. En busca y captura, fue detenido una semana después, cuando iba a embarcarse en el ferry para llegar a Ceuta. No tuvo inconveniente en confesar el crimen de Tayena, pero no esperaba que le acusaran de ser el principal sospechoso del asesinato del joven del puerto. Si se cruzan con él, avisen a cualquier policía, es una comunicación confidencial.