A día de hoy, Interpol define la desaparición de David Guerrero Guevara, 36 años después de su ausencia, como una de las “más desconcertantes” a la que se han enfrentado sus analistas. El niño solo tenía 13 años cuando salió del portal de su casa en la barriada 25 Años de Paz de Málaga, el 6 de abril de 1987. Su madre le despidió desde la ventana de la cocina mientras le veía perderse tras un bloque vecino. Iba a ser un día importante para su hijo.
Jamás llegó a casa
Eran las seis y media de la tarde y el crío iba a subirse al autobús de línea en Huelín para bajarse en Muelle Heredia e ir a la calle Duquesa de Parcent, donde tenía una cita con el periodista radiofónico Paco Fadón que se había quedado prendado de sus cualidades artísticas. Lo había descubierto tres días antes en la inauguración de una exposición colectiva de pintura sobre la Semana Santa en la galería La Maison en la que David Guerrero presentaba un Cristo de la Buena Muerte que dibujó en un solo día y que dejó boquiabiertos a los críticos por la sensibilidad artística de aquel chaval autodidacta y sensible con los pinceles. Antonia Guevara no volvió a ver a su hijo y ni un solo día ha dejado de esperarlo.
Archivo y reapertura
El periodista Juan Cano, de El Sur, uno de los que más ha investigado y escrito del caso en los últimos años, comparte la “terrible e indescriptible desazón” que provoca una desaparición en la que las pocas pistas que han ido apareciendo a lo largo de los años no han hecho más que añadir más incertidumbre a la terrible ausencia. “Es que se lo tragó literalmente la tierra”, resume cabizbajo. La policía no encontró ni un solo testigo que se cruzara con el niño aquella tarde. Ni uno solo en ninguno de los escenarios que debía visitar aquella jornada que se presentaba tan feliz para el precoz artista.
El caso se archivó de forma provisional el 16 de julio de 1996. La ausencia de nuevas líneas de investigación y que los posibles delitos ya hubieran prescrito convirtió el sobreseimiento en firme. Un caso judicialmente cerrado. Sin embargo, en febrero de hace cuatro años, la Policía Nacional reabrió la investigación y trasladó el reto a su unidad de policía judicial adscrita a los juzgados de Málaga. Desde entonces, ese grupo de policías revisan la investigación que durante años hicieron sus compañeros de homicidios para tratar de dar con alguna pista nueva que ayude a resolver el misterio y que permita de una vez por todas poder explicar a la madre y a los dos hermanos de David qué ocurrió aquella misteriosa tarde.
Anónimos misteriosos
Casi al mismo tiempo que la Policía Nacional, el hermano mayor del desaparecido, Jorge Guerrero, y el periodista Daniel Carretero, se embarcaron en una investigación privada revisando también el caso a partir de la escasa documentación oficial del sumario a la que la familia ha tenido acceso. Durante meses localizaron y entrevistaron a todas las personas relacionadas con David y encontraron nuevos testigos que sí lo vieron aquella tarde.
Coincidiendo con esas dos investigaciones paralelas, la familia y la Policía recibieron varios anónimos desconcertantes que hasta hoy solo han conducido a callejones sin salida. En uno se relacionaba la desaparición con un tal Gervasio, al que vinculaban a la peña El Cenachero, en la calle Granada, en la que David recibía clases de pintura y a la que se hubiera dirigido aquella tarde tras su encuentro con el periodista radiofónico en la galería de artes, y donde su padre debía recogerlo.
La teoría de 'El Suizo'
Otro nuevo misterio añadió más intriga al caso. Tres años después de la desaparición, la camarera de un hotel de Málaga contó a la Policía que en la papelera de una habitación que limpiaba encontró una servilleta con la anotación “David Guerrero. Huelin”. La mujer no guardó la nota, pero los investigadores solicitaron una comisión rogatoria y localizaron en Suiza al ciudadano que se alojaba en aquella habitación y que recorría el mundo haciendo fotografías a niños, Rudolf Eschmann, más conocido como ‘El Suizo’. Cuando los policías llegaron a la vivienda del sospechoso, dio la casualidad que el hombre acababa de morir, pero su viuda les autorizó a revisar todo el archivo fotográfico de su marido. No encontraron ni un solo dato relacionado con David Guerrero.
Un dibujo sospechoso
Pocos días antes de su desaparición, el niño dibujó una caricatura a lápiz que regaló a Gema, su compañera de pupitre en las clases de pintura. La joven la entregó en su momento a los investigadores, que relacionaron al hombre que aparecía en aquel dibujo con el suizo que había dejado anotado el nombre de David en una servilleta de la papelera del hotel de Málaga en el que se alojaba. Lo cierto es que había entre ambos un cierto parecido.
Hace cuatro años, la caricatura apareció de manera sorprendente en el buzón de la casa actual de Gema. La mujer se llevó un gran susto y pensó que se trataba de una broma de mal gusto. No hacía tanto que se había mudado a aquella casa en la que no había tenido tiempo ni de empadronarse y muy poca gente sabía de la dirección de su nueva vivienda. Además no era tanta la gente que conocía su relación con el niño desaparecido, aquellas clases de pintura, el pupitre compartido y la caricatura. Aquella misteriosa desaparición obligó a la Policía Nacional a revisar la documentación. Y la sorpresa volvió a ser mayúscula. La Policía confirmó que el dibujo original había desaparecido de las cajas que guardan un sumario del que inexplicablemente alguien robó aquella caricatura.
Sin embargo, un estudio fisonómico de la Policía Nacional ha descartado recientemente que David, cuando hizo aquella caricatura, pretendiera dibujar al suizo, lo que desmonta la principal y prácticamente única pista oficial que había hasta ahora. Ese estudio, en el que se ha analizado toda la obra pictórica del menor para examinar su trazo y compararlo con la caricatura, figura entre las nuevas diligencias practicadas en la investigación actual, reactivada en 2019 a cargo de la unidad de policía judicial adscrita a la Ciudad de la Justicia. El primer paso de los investigadores fue reconstruir el sumario, repartido entre legajos policiales y judiciales, y tomar declaración a familiares, testigos e incluso a los investigadores, ya jubilados, que llevaron el caso en sus inicios. En total, según adelantó el periodista Juan Cano en el diario Sur, se han tomado ya más de 100 nuevas declaraciones que se han incorporado al denso sumario.
¿Una trama pedófila?
Al mismo tiempo se han ido comprobando las nuevas informaciones recibidas por distintas vías. Hace un par de años, por ejemplo, llegó una pista sobre un supuesto grupo de pedófilos que había frecuentado la zona del Llano de Doña Trinidad, en la zona de El Perchel. En esa información se mencionaban tres nombres y se hablaba del tal Gervasio –el mismo que ya aparecía en uno de los anónimos enviado a la familia y a la Policía, al que se vinculaba a la peña El Cenachero donde David recibía clases de dibujo–, llegando a decir que estos individuos, los supuestos pedófilos del Llano de Doña Trinidad, se “reco- chineaban” de que Gervasio estuvo implicado en la desaparición de David.
Los investigadores identificaron a esos tres hombres, todos mayores y los entrevistaron. Unos se mostraron más colaboradores que otros, pero los policías llegaron a la conclusión de que habían tenido relación entre ellos, y a uno, además, le constaba una reseña policial por corrupción de menores, aunque fue absuelto porque las víctimas no ratificaron las acusaciones. Los tres negaron conocer a Gervasio ni saber absolutamente nada de la desaparición del niño pintor, aunque el único de los tres con antecedentes reconoció a los agentes que, cuando se le detuvo por corrupción de menores en el año 1993, la policía ya le preguntó si sabía algo de lo que le pudo suceder a David Guerrero, que para entonces llevaba ya seis años en paradero desconocido.
Los investigadores también localizaron al informante que les habló de aquellos tres hombres. Cuando se entrevistaron comprobaron que su testimonio estaba salpicado de incoherencias e incongruencias. A día de hoy, el misterioso Gervasio sigue sin ser identificado y los agentes de la unidad adscrita a los juzgados mantienen aparcada esa vía de investigación, ante la ausencia de indicios que relacione a esos tres hombres con la ausencia del pequeño David.
Lo cierto es que pasan los años y el recuerdo del caso sigue muy vivo en su Málaga. Prueba de ello es el documental ‘La exposición’ estrenado el pasado abril en el festival de la ciudad y dirigido por el director malagueño David Moya, que conoció a la madre y a los hermanos de niño pintor en una muestra de su trabajo artístico en 2018. Se trata de un documental que va mucho más allá del suceso criminal, rescatando la bonita historia de amor que David mantenía con la pintura.