“El ex de Juana Rivas, acusado en Italia de maltratar a sus hijos”

MAYKA NAVARRO
Mayka Navarro

Periodista especializada en sucesos y en ‘true crime’

Qué pasa ahora con Juana Rivas? ¿Quién le pe- dirá perdón a ella? ¿Y sus hijos? ¿Quién protege ahora al menor de diez años? La Fiscalía italiana acusa ahora al exmarido de la mujer de maltratar a los dos hermanos. El mayor ya se mudó con su madre en cuanto cumplió los 16 años, que le permitían decidir, pero el pequeño, de 10, sigue viviendo con el padre a la espera de la repetición de un juicio por la custodia que sigue sin fecha.

El periplo judicial del caso ya dura 15 años. Demasiados para un viaje tan doloroso e injusto. El último capítulo, protagonizado por la Fiscalía con ese duro escrito acusando al padre, ha coincidido con la difusión de un video protagonizado por el hijo mayor, Gabriel, en el que advierte de que su hermano corre “un gran peligro” con su padre, y ha suplicado a las autoridades italianas que lo devuelvan con su madre.

La Fiscalía sostiene que Arcuri sometía a ambos niños “habitualmente a violencia física, vejaciones, insultos y amenazas”, unos hechos por los que podría ser condenado a siete años de cárcel. La defensa del hombre en España asegura que el escrito no les ha sido notificado, y que lo poco que saben lo conocen únicamente por los medios de comunicación. Esta terrible historia, claro exponente de una justicia injusta, empezó en el 2009. Ese año, Juana Rivas denunció al entonces su pareja y padre en ese momento de un hijo en común. El hombre fue condenado por “lesiones en el ámbito familiar” a tres meses de prisión y una orden de alejamiento de año y medio. Tras un tiempo separados, se reencontraron, tuvieron un segundo hijo y se mudaron de España a Italia.

Huyó para protegerlos

Juana Rivas no fue ni será la primera víctima de violencia machista que regresa con su agresor. Una conducta que tiene que ver con el sentimiento de culpabilidad que subyace en muchas mujeres que denuncian y que se intensifica cuando tienen hijos en común y el agresor los utiliza con el argumentario de la protección y el bien de la familia. Pero lo cierto es que esas segundas etapas no suelen ir bien. Y menos cuando está de por medio un maltratador con sentencia firme. La pareja vivía en una casa en Carloforte, Cerdeña, de la que Juana Rivas decidió marcharse un día sin avisar, llevándose a sus dos hijos.

Viajó hasta España y se instaló en su pueblo, Maracena, en Granada, donde lo primero que hizo fue pedir auxilio en el Centro de la Mujer. Allí denunció que venía huyendo de una casa en la que corría “peligro de muerte” por los malos tratos continuados que tanto ella como sus hijos sufrían de su pareja. Juana y sus hijos no regresaron a Italia, el padre la denunció, y la justicia italiana la obligó a devolver a los menores. La granadina desoyó la orden y durante más de un mes se mantuvo en paradero desconocido, escondida con sus hijos, asegurando que los tenía que proteger.

El caso se mediatizó, copó titulares, tertulias e informativos. La historia caló tanto en la sociedad que una ola de solidaridad recorrió España en su apoyo. Aquellos días muchos balcones y las concentraciones de apoyo a la mujer se llenaron de carteles que decían “Juana está en mi casa”. Como siempre, otros la cuestionaron. Finalmente, Juana devolvió a sus hijos y en dos ocasiones recurrió sin éxito al Tribunal Constitucional.

En el 2018, la mujer fue condenada a cinco años de cárcel y seis de pérdida de la patria potestad por el Juzgado de lo Penal 1 de Granada por el delito de sustracción de menores. El juez Manuel Piñar firmó una sentencia indecente y misógina que acusaba a la mujer de “explotar el argumento del maltrato” y en la que no tuvo en cuenta ni los partes de lesiones, ni la condena de malos tratos de Arcuri en el 2009 en Italia. Durante la vista, el magistrado llegó a preguntar a Juana que por qué había regresado con el hombre tras esa sentencia.

Un indulto parcial

En el 2021, el Tribunal Supremo redujo la condena a la mitad, pero Juana Rivas entró en prisión. En noviembre de ese año, el Consejo de Ministros le concedió un indulto parcial que rebajó la pena de prisión a un año y tres meses; mientras que los seis años de inhabilitación especial para ejercer la patria potestad fueron conmutados por 180 días de trabajo en beneficio de la comunidad. En diciembre del 2021, el Tribunal italiano de Cagliari estableció que los menores podrían viajar a España para pasar algunos días de la Navidad con su madre, pero el juez Manuel Piñar volvió a escena e intentó que se denegaran los permisos penitenciarios de la mujer advirtiendo de que “podría representar un peligro para sus hijos”.

La Fiscalía acusó entonces al magistrado de hacer “apreciaciones persona- les” y se posicionó a favor de su libertad. Instituciones Penitenciarias concedió a la granadina el tercer grado con un brazalete telemático, con el que pudo cumplir el resto de la condena en su domicilio. Finalmente, y tras un recurso contra la decisión del juez Manuel Piñar, en 2022 la Audiencia de Granada falló a favor de la mujer y suspendió la pena de cárcel. El auto de libertad advertía de que en el plazo de tres años Juana Rivas no podía cometer ningún delito y obligó a la granadina a participar en programas de parentalidad positiva.

Durante todos estos años que el caso evolucionaba en los tribunales españoles, Rivas y sus hijos también se enfrentaron a un proceso paralelo en la justicia italiana donde la mujer ha intentado recuperar la custodia de sus hijos. En el 2019, los magistrados concedieron a Arcuri la custodia exclusiva de los menores, pero Rivas apeló.

En marzo de 2023, el tribunal de Cagliari se pronunció en términos similares y le denegó la posibilidad de recuperar la custodia de su hijo menor, que ha continuado desde entonces con su padre. El mayor regresó a Granada en junio del 2022, en cuanto cumplió los 16 años, la edad legal para decidir. El joven se ha dirigido estos días por vídeo a la justicia italiana en un intento desesperado de proteger a su hermano. “Os hablo por conocimiento directo de lo que mi hermano está viviendo [...] Cuando sufrimos el arrancamiento de nuestra madre, él tenía tres años”, dice.

La lucha no ha terminado

Con el escrito de la Fiscalía italiana acusando ahora al padre de malos tratos continuados a sus hijos, urge celebrar cuanto antes la repetición del juicio que negó a Rivas la custodia del hijo menor. Una decisión que tomó el Tribunal Supremo, tras un recurso presentado por la defensa de Rivas. A pesar de que han transcurrido ya más de ocho meses, el nuevo juicio no está ni convocado. De ahí que tras su escrito acusando ahora al padre de malos tratos continuados, el ministerio público haya so- licitado al tribunal que dicte medidas cautelares para proteger al menor y que este pequeño pueda estar con su madre, mientras se cierran estos nuevos procesos. Quince años después, la lucha de Juana Rivas no ha terminado.