Angela Dobrowolski se enfrenta a 13 años de cárcel: el caso Mainat, visto para sentencia

MAYKA NAVARRO
Mayka Navarro

Periodista especializada en sucesos y en ‘true crime’

Angela Dobrowoslki no defraudó. En la última sesión del juicio en el que la mujer se sentó en el banquillo acusada de intentar matar a su exmarido, Josep Maria Mainat, la alemana de 40 años aprovechó el turno de última palabra. Compungida, aseguró estar contrariada por la decisión del productor que mantuvo la petición de 13 años de cárcel para la madre de sus dos hijos. “He estado cuatro años esperando este juicio y hasta hace dos horas, estaba convencida de que su abogada iba a pedir mi absolución. Lo creí en el fondo de mi alma, y es duro comprobar que no ha sido así”, aseguró Angela Dobrowolski. 

Mainat no cree a su ex 

Tras sus palabras, el juicio quedó visto para sentencia. El 23 de junio de 2020, Dobrowolski inyectó al hombre una mezcla de insulinas que lo dejó en coma y que pudo haberlo matado por su condición de diabético. El móvil de ese intento de homicidio fue económico, según la Fiscalía: la mujer había examinado correos electrónicos del fundador de La Trinca sobre el divorcio y supo que había quedado excluida del testamento y por tanto se quedaría sin nada. Es posible que Angela Dobrowoslki fuera la única que esperara un cambio de última hora en la petición de la acusación. Ella confiaba, dijo, en que su relato de los hechos convenciera al magnate televisivo de que su intención aquella madrugada no fue asesinarle, sino salvarle la vida. Pero no. Las palabras de la mujer no convencieron a Mainat, y la penalista Olga Tubau mantuvo en su informe final la acusación intacta, restándole, únicamente, la condena por el delito de revelación de secretos que su cliente ya ratificó ante el tribunal que perdonaba.

Los forenses opinan 

La acusada no ha salido bien parada en el juicio, a tenor del contundente relato de los médicos forenses. Dos de los tres expertos testificaron que “de todos los medicamentos que tomaba Josep Maria Mainat, no existe ninguno capaz de provocar una hipoglucemia tan severa”. Admitiendo ante el tribunal que “si existe una sustancia capaz de bajar el nivel de azúcar de 70mg/dl a 10mg/dl, es la insulina”. Y esa es la única explicación que los peritos dieron a la grave hipoglucemia que padeció la víctima, diabético de tipo 2.  

El relato de Angela 

Dobrowolski defendió su inocencia asegurando que el grave bajón de azúcar que sufrió su exmarido y le puso al borde de la muerte fue causado por la combinación fortuita de una inyección para adelgazar, Saxenda, con la decena de pastillas ilegales que tomaba para combatir los efectos de la edad y que le proporcionaba un médico belga. A preguntas de su abogado, un letrado de oficio que fue al único que respondió, Angela Dobrowoslki admitió que aquella noche administró a su pareja Saxenda. Un medicamento que en aquel momento empezaba a ser utilizado en España como terapia para perder el apetito y que ella misma le propuso ante la “obsesión” que tenía por la longevidad. “El antiaging fue la base de nuestro matrimonio. Él me animó a estudiar medicina para que nuestro futuro prosperara y él no muriera nunca”. 

Hablan los testigos  

Pero el relato de la acusada no encajó con las declaraciones de los peritos y de los testigos. Una trabajadora de la casa de la pareja declaró que Angela Dobrowolski le confesó al día siguiente de los hechos que le inyectó insulina a su marido “para salvarle la vida”. Esa testigo aseguró recordar “perfectamente” cómo la acusada le dijo que le había administrado insulina para salvarle la vida, una versión que Dobrowolski rectificó en el juicio asegurando que el medicamento se lo proporcionó como terapia contra el hambre. La trabajadora de la casa explicó cómo aquella mañana la mujer estaba “muy nerviosa” y que al personal de la ambulancia del Servicio de Emergencias Médicas que se personó en el domicilio les insistía una y otra vez que “ella le había salvado la vida”.

Intento de fuga fallido 

No lo tiene fácil Angela Dobrowoslki, que esperara la sentencia en la prisión de Brians 1, en Sant Esteve Sesrovires, donde fue trasladada tres semanas antes del inicio del juicio tras protagonizar un burdo intento de fuga en la cárcel de Wad-Ras, en el barrio del Poblenou de Barcelona. Angela Dobrowoslki se encontraba en prisión preventiva tras ser detenida por seis robos con fuerza en domicilios del distrito de Sarrià Sant Gervasi de Barcelona. Los funcionarios del centro constataron la información que se les había hecho llegar unos días antes: Dobrowolski estaba intentando desmontar la reja de alambre de una ventana con la intención de escapar. La interna pudo fraguar su intento de huida aprovechando su trabajo como limpiadora de un tramo de escaleras de la zona de servicios auxiliares de la prisión. En una de las plantas hay una ventana protegida por una reja. En los últimos días, Dobrowolski rajó la reja con un trozo de metal que, presuntamente, había conseguido en el almacén. El boquete abierto cuando fue descubierta era muy pequeño, de unos 35 centímetros, totalmente insuficiente para pasar por allí. Lo cierto es que la huida diseñada por Dobrowolski, que se encuentra en tratamiento médico en prisión, tuvo pocos visos de tener éxito. En caso de haber logrado salir por esa ventana, hubiese dado a parar a otra de las plantas de Wad-Ras donde habría tenido que repetir una operación muy parecida y, con posterioridad, franquear la vigilancia periférica del centro que realizan los Mossos d’Esquadra hasta alcanzar la calle. 

Un matrimonio difícil 

Angela llegó a Barcelona en 2008 como estudiante de marketing. Trabajó esporádicamente como modelo y coincidió con el productor. El flechazo fue inmediato. Se casaron en 2012 y enseguida nació Jana, a los cuatro años Joan Ramon. Las cosas comenzaron a torcerse y en el 2018, ingresó en una clínica de desintoxicación por consumo de cocaína. Su carácter cambió y las discusiones acabaron derivando en batallas campales. En octubre de 2020, mientras Mainat intentaba sacarla de la casa familiar, la mujer se presentó ante los medios de comunicación que ya hacían guardia a las puertas de la vivienda ofreciendo cruasanes y tocada con una peluca platino, la primera de una larga colección que no ha dejado de exhibir desde aquel día. Momentos complejos en los que trascendió que la mujer colocó el domicilio familiar como un punto de encuentro con escorts de lujo, mientras el productor se encontraba en un piso de alquiler al que se había trasladado con sus hijos, mientras gestionaba la separación e intentaba expulsarla de la vivienda.  

Allanamiento de morada 

Aún en enero del 2021, los Mossos d’Esquadra la detuvieron por allanamiento de morada tras intentar colarse en la vivienda por la azotea, vestida de negro y con pasamontañas. Los vecinos alertaron al 112 creyendo que era un intento de robo. En julio del 2021 aceptó una pena de 17 meses de prisión por quebrantamiento de la medida cautelar y allanamiento de morada, pero en marzo de 2022 volvió a estar en búsqueda y captura por volver a incumplir las medidas cautelares. En octubre de ese mismo año la condenaron a año y medio por cobrar 4.100 euros falsificando la firma de su marido y en marzo del 2023, los Mossos d’Esquadra la identificaron como la persona que dejó un artefacto explosivo de fabricación casera en el rellano del piso en el que ejercían dos prostitutas.