Del desencuentro entre la reina Letizia y la reina Sofía, felizmente aparcado gracias a la oportuna intervención quirúrgica del rey Juan Carlos, se han dado tantas versiones que cuesta creer que todas sean ciertas. El motivo fue el empeño de la abuela en hacerse unas fotos con sus nietas y el desacuerdo de la madre un poco harta de las insistencias de su suegra. Detrás estaba el hecho de que ni los Reyes, ni sus hijas habían pasado la Semana Santa en Mallorca y, de alguna manera, la reina Sofía aprovechó la ocasión para presumir de nietas. Es en la esporádica relación de la madre del Rey con las hijas del Rey donde se explica el incidente. Y, aún más, es el concepto mismo de cómo ejercer las funciones reales de la reina Letizia y la reina Sofía donde se sustenta la discrepancia. La actual reina se considera a sí misma una alta funcionaria del Estado que cumple con sus obligaciones que se acaban en cuanto comienza su vida privada mientras que la anterior reina considera que lo es a todas horas y todos los días. Una ejerce de reina y la otra, lo es. Una quiere cambiar la monarquía, modernizarla, aún a riesgo de desnaturalizarla, y la otra no conoce más mundo que el suyo pero, al mismo tiempo, sabe llegar a la gente. La primera es como es y la segunda como debe ser.
Dicho esto, las imágenes tomadas al salir de misa, que han dado la vuelta al mundo se produjeron poco antes de que los Reyes y sus hijas tomaran el avión de regreso a Madrid, por lo que difícilmente se pudo celebrar en Marivent una comida en la que según algunos tertulianos, especialmente uno cuya novia es una exactriz porno, se produjo otra escena de alta tensión entre el rey Juan Carlos y su nuera, además de una serie de reproches del rey padre, al rey hijo.
Tampoco es cierto que el día en el que los Reyes junto a la reina Sofía acudieron al hospital, juntas ellas y sonrientes, con Letizia ejerciendo de nuevo de princesa de Asturias y cediendo el paso a su suegra, el rey Juan Carlos se negara a ver a su nuera. El convaleciente se encontraba en la UCI del hospital La Moraleja, de Madrid, que no es precisamente la suite real del hotel Ritz y sus familiares (todos) entraron todos a verle y seguidamente hablaron con los médicos. El propio rey Juan Carlos cuando escuchó la noche del sábado, en programa de televisión, que había prohibido la visita de la reina Letizia se enfadó, ya que fue él precisamente quien, de alguna manera, estuvo detrás en los días anteriores de la puesta en marcha de la operación familia y no iba a ser tan torpe de, delante de médicos y otras personas, hacer ese desplante a la reina Letizia.
En estos tiempos en los que las mentiras se tornan verdades a base de ser repetidas por quienes se otorgan la condición de expertos que hablan rodeados de corifeos y fuegos de artificio, explicar lo que pasa en realidad es mucho más aburrido. Las llamadas “fake news” (falsas noticias) están de moda, pero ya se sabe que quien verdaderamente tiene estilo propio no sigue la moda.