Menuda fiesta ha organizado Marie Chantal Miller para celebrar conjuntamente el 50.º cumpleaños de su marido, el príncipe Pablo de Grecia, el 21.º cumpleaños de la hija de ambos, Olimpia, y de paso despedirse de sus amistades ya que próximamente dejarán su residencia en Inglaterra para trasladarse a Nueva York. El festejo tuvo lugar el pasado sábado en la mansión campestre de Pablo y Marie Chantal, en Gloucestershire, uno de esos escenarios idílicos que salen en las series tipo 'Dowton Abbey' y en los que los nuevos ricos intentan reproducir los modos eduardianos del servicio abajo y los señores arriba.
Pablo, al igual que sus hermanos Alexia, Nicolás, Teodora y Felipe, es hijo de Constantino de Grecia, a su vez hermano de la reina Sofía, de lo que se desprende el parentesco directo con el rey Felipe. No es de extrañar, por tanto, que el Rey acudiera a la fiesta de su primo con quien ciertamente estuvo muy unido en su niñez, adolescencia y juventud. De hecho, durante veinte años, Constantino y Ana María de Grecia y sus tres hijos mayores, primero, y más los dos pequeños, después, fueron invitados permanentes en el palacio de Marivent. Tan invitados que casi ejercían de anfitriones, disfrutrando también de los paseos en el ’Fortuna’, cosa que, algún año, provocó el enfado del rey Juan Carlos. Los últimos dos reyes de España, como se ve, tienen en común unos cuñados un tanto peculiares.
En Mallorca, Constantino de Grecia era conocido como ”el currante”, irónica calificación para quien, desde que se vió obligado a exiliarse, en 1967, solo ha ejercido de rey destronado. Sus hijos Pablo y Nicolás, sobre todo el segundo, más parecido de carácter, eran íntimos del príncipe Felipe y juntos se les veía en las noches de Palma, tanto en la plaza Gomila, como en la discoteca Tito’s o en la del club de Mar. La princesa Alexia también tenía una estrecha relación con sus primas Elena y Cristina, y con este última, además, convivió en Barcelona.
Pablo de Grecia acompañó al príncipe Felipe durante la estancia del heredero español en la universidad de Georgetown (Washington) y aunque aprobó por los pelos el master en Relaciones Internacionales que ambos cursaron, el heredero griego hizo bingo al conocer en una fiesta a la rica heredera Maria Chantal Miller, quien junto a sus hermanas Pia y Alexandra, eran las bellezas por casar más cotizadas de Estados Unidos. A los Miller se les hizo la boca agua por emparentar con la realeza europea aunque tuvieron que dotar a su hija Maria Chantal para financiar una vida de lujos que Pablo de Grecia, con una imprecisa ocupación en una empresa de inversiones, no podía asegurar.
Maria Chantal y Pablo de Grecia se casaron en 1995 y han tenido cinco hijos, Olimpia, Constantino, Aquiles, Odiseo y Aristides. Primero vivieron en Londres, luego en Nueva York, de nuevo en Londres y ahora, otra vez, se mudan a Nueva York. Ella, lista y encantada de ser princesa, aprovecha su nombre para vender una colección de ropa para niños cuyas madres quieren convertirlos en príncipes y él, menos lanzado, se ha dejado llevar a una vida mundana que les ha convertido en activos militantes de la jet set internacional. La prueba es la fiesta de aniversario que han organizado y a la que ha acudido el Rey y también, según parece, Iñaki Urdangarín y la infanta Cristina. También estaban presentes los reyes de Holanda, los príncipes herederos de Noruega y un montón de caras conocidas, algunas pertenecientes al reino de la frivolidad y aristócratas y ricos ilustrados, todos sin más problemas en la vida que pensar en qué ropa ser ponen en la próxima fiesta. El rey Felipe no es de ese mundo pero, de vez en cuando, a quién no le gusta un recreo.