Letizia supera con nota la pasarela portuguesa

La Reina llegó a Oporto luciendo un conjunto de abrigo de color malva, de guipur de seda con flores en 3D, perlitas y no se qué adornos más, sobre un vestido de crepe morado que estrenó, en 2012, en la boda de los príncipes Guillermo y Estefanía de Luxemburgo muy acorde con la sosería  de los novios y muy representativo de la línea más cursi de Felipe Varela.  En cualquier caso hay que amortizar el armario pero quizá convendría reciclar el conjunto quitándole las solapas al abrigo y conjuntándolo con un pantalón estrecho. El vestido vale para prenda interior con una chaqueta estampada a tono. Pero, por favor, junto jamás.

En la cena de gala que el presidente portugués Marcelo Rebelo de Sousa ofreció a los Reyes en el palacio de Guimaraes, la reina recuperó un vestido negro largo de encaje diseño de Carolina Herrera que estrenó en octubre de 2014 en su primera cena de gala como Reina con motivo de la visita de Estado de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet. Letizia no lució tiara, aunque sí llevó las condecoraciones que le concedió el gobierno portugués, y se adornó con los pendientes de brillantes que le regalaron los Reyes con motivo de su boda y con la pulsera de Cartier de brillantes, rígida.

Para su segundo día en Oporto en el que los Reyes visitaron la Universidad y asistieron a una comida en el palacio de la Bolsa, la Reina estrenó un conjunto de abrigo, falda y jersey de Hugo Boss que combinaba anchas franjas en gris, marrón y caldera, con el que también acudió al acto de entrega de las llaves de la ciudad, ya en Lisboa. Un cambio en su estilo muy acertado, ya que el modelo era de líneas simples, moderno y le daba un look elegante pero también dinámico, nada de elegancia de jarrón chino. El bolso de cadena de Hugo Boss y unos zapatos de Uterque de tacón ancho completaban un conjunto del que la Reina debería hacerse copia en todos los colores. Hugo Boss es una firma de origen alemán pero sus prendas se fabrican en España.

En la cena oficial que el primer ministro Antonio Costa ofreció a los reyes en el palacio de las Necesidades, llamado así por haberse levantado junto a la iglesia de la Virgen de las Necesidades, donde se atendía a los pobres.  A lo que vamos, en la cena, Letizia recuperó uno de los vestidos más bonitos y más adecuados para su figura y función que le ha diseñado Felipe Varela: un vestido de georgette de seda color verde veronés de falda acampanada bordado todo en cristales de colores  jade, esmeralda y diamantes negros que estrenó en la entrega de los premios Príncipe de Asturias de 2013.  Quizá la Reina se ha dado cuenta de que mejor ese tipo de vestidos que los que marcan silueta y musculatura que la vulgarizan. Conjuntados con el vestido, unos pendientes de diamantes y esmeraldas, algo cursis pero muy adecuados para la ocasión.

El Rey habló en la Asamblea portuguesa y la Reina siguió la sesión en la tribuna luciendo un conjunto de abrigo y vestido de lana gruesa de Carolina Herrera, que también llevó en la recepción en la embajada de España a un grupo de españoles residentes en Portugal: muy chic y muy apropiado porque de nuevo las dos piezas dan empaque y elegancia. El abrigo era reversible con una cara, a la vista en gris, y la otra en morado que destacaba en las mangas anchas dobladas y el vestido, sin mangas, y con la falda acampanada iba anudado con un cinturón también de doble faz. Todo perfecto, incluidos los pendientes de Bulgari de brillantes y amatistas a juego con los tonos del atuendo.

Antes de regresar a Madrid, los Reyes visitaron la sede de la Fundación Champalimaud, dedicada a la investigación y también centro clínico. La Reina, más informal, lució uno de sus pantalones grises y estrenó una chaqueta militar de Zara, un guiño ya que las primeras tiendas de la firma gallega fuera de España se instalaron precisamente en Lisboa. Y, el detalle final, Letizia se despidió de Portugal luciendo un bolso de mano gris y negro de Parfois, una firma portuguesa (atentos al detalle) de complementos low cost que sigue las tendencias de las grandes firmas.